ran, la gente se echaba al agua y en la
orilla de enfrente subía a otro carro.
Así se avanzaba. Los inviernos entraban en mayo, y en julio, cuando terminaban las clases y regresaban los
pocos estudiantes que podían cursar
fuera de Güiria, las crecientes vivían
su apogeo. Humberto se ponía una
franela y un traje de baño, al igual que
todos, cuando empezaban los transbordos. Recuerdo verlo llegar con José
Antonio Sol Moreno y otros, vestidos
con esa indumentaria».
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