Lagunillas 1958.
Ford ranchera debajo de El Pulpo (1962).
cultura y ganadería, pero el tramo
central lo cubría una vasta floresta
inexplorada. Habían dejado de último
el tramo central, el de la selva virgen.
La casa de los fieros barís. Era preciso
planificar muy bien esa etapa porque
una vez entrados en la tupida flora de
árboles de más de 60 metros, no dispondrían de más recurso que el que
llevaran consigo... y su espíritu aventurero. Los barí, que no conocían la
sal, se engolosinaron con las latas de
sardinas. Les encantó, sobre todo, el
aceite salado.
Historias como la que ha contado
Vicentelli hay muchas, pues así se fue
construyendo un país moderno! »
Peripecias a través de paria
Hace apenas 45 años las cosas
seguían siendo difíciles para llegar a
Güiria, refiere el mismo José Teriús en
una crónica especial inserta en la página Web que dirige. De allí extraemos
el texto que si bien refiere las peripecias
inevitables de un viaje para cruzar la
península de Paria, no difiere de lo que
sucedía en otras regiones de Venezuela,
de la Venezuela que en 1936 se incorpora al siglo XX. Cuenta Teriús:
«Con sus 92 años, mi papá, Juan
Orestes, ha tenido el privilegio de ver
muchísimos cambios importantes habidos en Venezuela. Cuando él estudiaba bachillerato en Carúpano, era
imposible desplazarse en automóvil
entre Carúpano y Güiria, sólo llegaban
hasta Río Caribe; de ahí en adelante
el trayecto hasta Güiria era a caballo,
en lo cual oriente era diferente a la zona andina donde utilizaban mucho las
mulas. Entonces, papá salía del colegio
en las camionetas de traslado que iban
a Río Caribe, donde empezaba el viaje
a caballo que, por supuesto, lo completaba en varias jornadas. En la primera llegaban a Yaguaraparo, en la
segunda a Irapa y a la tercera, por fin,
Güiria. La verdad es que jornada es el
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