Autarquía tercer número- Democracia | Page 8

Literatura
Tal vez lo que más me llamó la atención cuando Trump se convirtió en presidente electo fue la cantidad de comentarios , videos y artículos presentes en mis redes sociales que expresaban un total desconcierto por su elección . Parece que nadie en la sociedad liberal se preparó para tal posibilidad . La pregunta “¿ cómo fue posible que Trump ganara la presidencia ?” en pocas ocasiones era planteada verdaderamente . La mayoría de las veces era una forma retórica para decir “¡ es imposible que Trump haya ganado !”, como si Trump hubiera surgido por generación espontánea , como si fuera una discontinuidad introducida por alguna fuerza maligna . Esta imposibilidad conceptual del triunfo de Trump , destrozada por el resultado electoral , debería hacernos dudar sobre nuestra actual capacidad para leer la realidad política y social . Ahora bien , el lector se preguntará , tal vez desconcertado , qué tiene que ver todo lo anterior con Eminem . Pues bien , creo que el rapero de Detroit — a quien considero uno de los artistas más talentosos y realmente profundos de ese exótico reino que es el de las superestrellas — supo leer mejor que nosotros el ambiente social y , a su propia forma , nos advertía sobre el surgimiento de un Trump . Maestro de la ironía y la ambigüedad , a lo largo de los años , Eminem ha sabido confundir a sus críticos desdoblando su personalidad en Marshall Mathers ( su nombre de pila ) Eminem ( su nombre artístico ) y Slim Shady ( personaje que es una especie de alter ego maligno y que ocupaba un papel central en sus primeros discos ). Es en este último que quiero fijar mi atención . Las canciones del rapero en las que el protagonista es Slim Shady son casi caricaturas de gore auditivo . Sólo por mencionar algunos ejemplos en “ Role Model ” asegura estar tan
drogado que necesita que alguien le notifique a su cerebro que se ha cercenado una vena con una sierra eléctrica ; en “ Brain Damage ” nos narra con lujo de detalles cómo apalea a un excompañero que lo molestaba en la escuela ; y “ Kill You ” está llena de insultos muy gráficos al género femenino , entre los que resalta la insinuación de estar violando a su propia madre . No es de extrañar entonces toda la indignación que se desató al final de los 90 ’ s y principios de los 2000 ’ s cuando Eminem estaba en la cúspide de la fama . Por desgracia , y como suele ocurrir con los medios , la controversia en torno a Eminem se quedó en lo superficial . Se le acusaba de ser mal ejemplo para niños y adolescentes , de ser un drogadicto obsesionado con humillar a su madre , de ser un homofóbico retrógrada en pleno siglo XXI , pero pocos prestaron atención a lo que el rapero trataba de explicitar artísticamente : las pulsiones destructivas presentes en su entorno . Pues de Eminem creo que se puede decir lo mismo que Hari Kunzru decía a propósito del creador del llamado “ periodismo gonzo ”, Hunter Thompson : en el fondo era un moralista , uno que se corrompe a sí mismo para exponer la podredumbre que hay alrededor de él . Sí , cualquiera que haya escuchado las canciones del rapero sabe que el personaje de Slim Shady es hedonista , narcisista , misógino , homofóbico , violento , provocador , descarado , resentido , inculto . Pero más que ser una anomalía inexplicable es una hipérbole destilada de todos nosotros . El mismo Eminem ha reflexionado sobre lo anterior . En “ The Real Slim Shady ” comenta que él canta sobre las cosas de las que noso-
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