Autarquía tercer número- Democracia | Page 7

Cuando, por fin, sabes y entiendes que no eres la única que tiene miedo de ser acosada en la calle, o que siente nervios al caminar sola a la tiendita de la esquina, o que ha sido víctima de chistes y burlas sexistas o de insinuaciones sexuales. Cuando de pronto comprendes que no eres un caso aislado, que tu estúpida indecisión de vestir falda o pantalón no es tan estúpida como pensabas, entonces y sólo entonces, la palabra feminismo comienza a tener sentido en tu vida. Feminismo y democracia Un día, conversando con unos amigos, me hicieron algunas preguntas respecto al feminismo. Me decían que si las mujeres ya tenemos el derecho al voto y la paridad de los sexos garantizada por la constitución en el art. 4 º y en la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres( decretada en el 2006), ¿ por qué es que seguíamos necias en hacer manifestaciones a favor a los derechos de las mujeres? ¿ Qué es lo que las mujeres exigíamos al Estado, a la ciudad, a la sociedad? ¿ Qué es lo que desea conseguir el feminismo— hoy— en pleno S. XXI, en donde todos sabemos que la igualdad entre hombres y mujeres ya“ está garantizada” por el sistema de leyes? que latem fugit, quatemp erorione dicaes aboris volut et et re magnia-
1 http:// www. inegi. org. mx / saladeprensa / aproposito / 2015 / violencia0. pdf
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Vela, Estefanía. 2016.“ La violencia diaria en la que nadie cree”. Nexos 17-19.
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Ramírez. Beatriz. Feminismo y democracia. Pág. 360.
Foto por: Samantha Santana
Pero ¿ es verdad que tenemos esa igualdad garantizada?, les pregunté yo. ¿ Qué pasa con las brechas salariales entre varones y mujeres en las empresas y fábricas? ¿ Acaso no son alarmantes las estadísticas que indican que en este país mueren 7 mujeres al día— por el mero hecho de ser eso, mujeres—, y en donde 4 de cada 10 mujeres han vivido violencia, de cualquier índole: sexual, psicológica, económica, a manos de sus parejas, familiares o amigos? 1, ¿ Por qué la democracia— en México— ha dejado atrás a sus mujeres? ¿ Por qué los espacios políticos insisten en excluirlas, en excluirnos? ¿ Por qué el Estado no ha sido capaz de garantizar procesos eficientes para la resolución de denuncias de violencia y acoso hacia las mujeres? ¿ Por qué de las 150 mil denuncias que se presentan en contra de alguno de los tipos de violencia de género tipificado por orden jurídico, solamente el 11 % resultan en averiguaciones previas, y de ese porcentaje por qué sólo el 2.4 % reciben sentencias condenatorias? 2 ¿ Por qué los derechos— que están escritos en papel—, no han podido pasar a la realidad tangible, que es muchas de las veces cruda y desesperanzadora? Sí, es verdad: contamos con un marco constitucional bastante completo, el cual, gracias a la reforma de los derechos humanos en 2011, también se nutre con el derecho internacional y cuenta con la observancia de organismos e instituciones nacionales e internacionales dedicados a cuidar los derechos de todas y todos. Y, sin embargo, yo sigo teniendo miedo de salir sola a la calle. Sigo pensando a diario que, si me pongo falda, voy a recibir piropos que no deseo escuchar y miradas que obligan a la mía a clavarse en el infame concreto. La lucha por la democracia es para las mujeres la lucha por incluirse y ser incluidas, por reconocerse y ser reconocidas como sujetos de derecho, como ciudadanas, como trabajadoras, como estudiantes, como diputadas, como empresarias, como cabezas de familia. Si consideramos al feminismo como la forma en que las mujeres participan con conciencia de género en política, de lo que se trata es de insertar al feminismo en los espacios públicos en los que se toman las decisiones“ generales” que afectan al conjunto, y no de circunscribirlo a los espacios donde se tratan, solamente, los asuntos de mujeres.( Esto no implica abandonar los espacios en donde se ha trabajado y en los que se han obtenido resultados; es un cambio en la estrategia para influir en lo que, en última instancia, irremediablemente nos interesa a todas las personas). 3 Quizás, si verdaderamente pudiésemos abrir el feminismo a la democracia( o al revés),“ los problemas o preocupaciones de mujeres” dejarían de serlo exclusivamente de ellas. Si lográsemos vincular ambas plataformas— la feminista y la democrática— posibilitaríamos el encuentro del feminismo con los hombres( padres de familia, amigos, jefes, servidores públicos, profesores, conocidos) y con otros sectores de la sociedad, para buscar resolver— de fondo— el problema de la desigualdad y violencia social, política y económica de la que millones de mujeres siguen siendo víctimas. Tal vez, así, y sólo así, esa preocupación cotidiana de verme a mí misma frente la ropa colgada en mi armario, comenzaría— por fin— a desvanecerse. ▪
Ana María Villalobos Autarquía
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