Social
LA TECNO-EDUCACIÓN:
DEL MURO AL CHIP INTEGRADO
Sin duda la educación es la célu-
la social de cualquier urbe, po-
blación o localidad. A través del
tiempo los sistemas educativos
han enfatizado en potenciar ciertas
áreas de desarrollo en el ser huma-
no; por ejemplo, capacitarlos para
resolver problemas matemáticos,
integrar sus habilidades de lec-
to-escritura, adquirir valores éticos
y morales, realizar experimentos
científicos, entre otras actividades
académicas y formativas que han
ayudado a la creación de ciudada-
nos o personas competentes para
la vida cotidiana, escolar y laboral.
En algunas ocasiones la educación
de mayor impacto en la vida no
siempre es la formal (propia de ins-
tituciones educativas); recordemos
que como personas interactuamos
en sociedad, y además manejamos
medios de comunicación, de los
cuales se obtienen estilos de vida,
aprendizajes o conocimientos que
también son funcionales en los di-
ferentes ámbitos de existencia. Por
lo común los cimientos de las rela-
ciones sociales se construyen desde
temprana edad fuera de la escuela
y paulatinamente se van manifes-
tando con el paso de los años. Esto
se enfatiza por las tendencias en el
mundo actual, al tener la sentida ne-
cesidad de ser asertivos (tomar las
mejores decisiones en situaciones
cruciales) o activos socialmente.
Este transitar entre los tipos y mo-
delos de educación no es un proce-
so fácil de explicar o comprender.
Pareciera que a veces se cae en
“modismos” sin tomar en cuenta
un principio básico de pertinencia y
viabilidad social: la contextualiza-
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Autarquía
ción. Un caso ilustrativo es la educa-
ción tradicionalista, que prioriza la
disciplina, mecanización y memori-
zación de información; no obstante,
en algunos ambientes se tienen difi-
cultades para implementarla porque
los alumnos demuestran habilidades
del pensamiento dignas para resol-
ver problemas de razonamiento ma-
temático sin mayores trabas, o de
creación literaria, narrando espon-
táneamente cuentos o historietas.
Por esto y más, la educación cons-
tructivista ha sido la pauta a seguir
desde hace más de dos décadas.
De igual manera para ilustrar este
transitar es digna de mención la can-
ción y respectivo videoclip del gru-
po de rock originario de Inglaterra,
Pink Floyd titulado Another Brick In
The Wall («Otro ladrillo más en el
muro»), donde entre cientos de imá-
genes que aparecen en escena, se
ven niños con un mismo uniforme
y peinado, incluso una misma pos-
tura de sentarse en las sillas esco-
lares. Los niños se acompañan por
un profesor estricto, rígido, burles-
co y hasta represivo, quien disfruta
agredir física y psicológicamente a
sus alumnos cuando se salen de las
normas disciplinares o por mostrar
desacuerdo en ser “todos iguales”.
Incluso en una escena los alum-
nos se convierten en “carne moli-
da” que engrosa simbólicamente al
sistema político o gubernamental.
La obra musical que se considera
un clásico del rock progresivo tuvo
su mayor auge a finales de los años
70’s y a principios de los 80’s, en
parte por la crítica hacia los mo-
delos educativos tradicionalistas
que imperaban en todo el mundo.
Sin embargo la crítica va más allá:
representaba el grito de una gene-
ración por retomar el espíritu de li-
bertad, imperante en los años 60’s
(época de los hippies) y por tener
una educación humanista, que desa-
rrollara mentes y emociones, dejan-
do de lado complejos y represiones.
Precisamente, en este marco histó-
rico surgió la tecnología educativa,
basada en artefactos y dispositivos
de la famosa inteligencia artificial.
En esencia existe la posibilidad
de pensar que la tecnología hasta
cierto punto también busca la ho-
mogeneización de las conductas o
mentes humanas; no obstante, con
el paso de los años se ha converti-
do en uno de los mejores aliados de
los educadores o las instituciones
educativas. Por ello se ha pasado
de los sistemas analógicos a los
digitales, del manejo tecnológico
pasivo (limitándose a seguir ins-
trucciones) a la producción tecno-
lógica creativa (texto, imágenes,
audio, multimedia); de las com-
putadoras de escritorio (fijas) a las
computadoras portátiles o dispo-
sitivos móviles; de la tecnología
para la ingeniería, a la tecnología
para la medicina y la educación.
Tampoco se puede asegurar que la
tecnología es el eslabón perdido de
la humanidad o aquel faltante para
alcanzar la «cúspide» de la evolu-
ción humana. A la tecnología en
educación sólo se le concibe como
un vehículo o medio para alcan-
zar las competencias o aprendiza-
jes que se plantean en los planes
y programas de estudio, aunque
en la sociedad actual globalizada
pareciera el “modelo educativo a