Autarquía Sexto número | Page 16

Social LA TECNO-EDUCACIÓN: DEL MURO AL CHIP INTEGRADO Sin duda la educación es la célu- la social de cualquier urbe, po- blación o localidad. A través del tiempo los sistemas educativos han enfatizado en potenciar ciertas áreas de desarrollo en el ser huma- no; por ejemplo, capacitarlos para resolver problemas matemáticos, integrar sus habilidades de lec- to-escritura, adquirir valores éticos y morales, realizar experimentos científicos, entre otras actividades académicas y formativas que han ayudado a la creación de ciudada- nos o personas competentes para la vida cotidiana, escolar y laboral. En algunas ocasiones la educación de mayor impacto en la vida no siempre es la formal (propia de ins- tituciones educativas); recordemos que como personas interactuamos en sociedad, y además manejamos medios de comunicación, de los cuales se obtienen estilos de vida, aprendizajes o conocimientos que también son funcionales en los di- ferentes ámbitos de existencia. Por lo común los cimientos de las rela- ciones sociales se construyen desde temprana edad fuera de la escuela y paulatinamente se van manifes- tando con el paso de los años. Esto se enfatiza por las tendencias en el mundo actual, al tener la sentida ne- cesidad de ser asertivos (tomar las mejores decisiones en situaciones cruciales) o activos socialmente. Este transitar entre los tipos y mo- delos de educación no es un proce- so fácil de explicar o comprender. Pareciera que a veces se cae en “modismos” sin tomar en cuenta un principio básico de pertinencia y viabilidad social: la contextualiza- 16 Autarquía ción. Un caso ilustrativo es la educa- ción tradicionalista, que prioriza la disciplina, mecanización y memori- zación de información; no obstante, en algunos ambientes se tienen difi- cultades para implementarla porque los alumnos demuestran habilidades del pensamiento dignas para resol- ver problemas de razonamiento ma- temático sin mayores trabas, o de creación literaria, narrando espon- táneamente cuentos o historietas. Por esto y más, la educación cons- tructivista ha sido la pauta a seguir desde hace más de dos décadas. De igual manera para ilustrar este transitar es digna de mención la can- ción y respectivo videoclip del gru- po de rock originario de Inglaterra, Pink Floyd titulado Another Brick In The Wall («Otro ladrillo más en el muro»), donde entre cientos de imá- genes que aparecen en escena, se ven niños con un mismo uniforme y peinado, incluso una misma pos- tura de sentarse en las sillas esco- lares. Los niños se acompañan por un profesor estricto, rígido, burles- co y hasta represivo, quien disfruta agredir física y psicológicamente a sus alumnos cuando se salen de las normas disciplinares o por mostrar desacuerdo en ser “todos iguales”. Incluso en una escena los alum- nos se convierten en “carne moli- da” que engrosa simbólicamente al sistema político o gubernamental. La obra musical que se considera un clásico del rock progresivo tuvo su mayor auge a finales de los años 70’s y a principios de los 80’s, en parte por la crítica hacia los mo- delos educativos tradicionalistas que imperaban en todo el mundo. Sin embargo la crítica va más allá: representaba el grito de una gene- ración por retomar el espíritu de li- bertad, imperante en los años 60’s (época de los hippies) y por tener una educación humanista, que desa- rrollara mentes y emociones, dejan- do de lado complejos y represiones. Precisamente, en este marco histó- rico surgió la tecnología educativa, basada en artefactos y dispositivos de la famosa inteligencia artificial. En esencia existe la posibilidad de pensar que la tecnología hasta cierto punto también busca la ho- mogeneización de las conductas o mentes humanas; no obstante, con el paso de los años se ha converti- do en uno de los mejores aliados de los educadores o las instituciones educativas. Por ello se ha pasado de los sistemas analógicos a los digitales, del manejo tecnológico pasivo (limitándose a seguir ins- trucciones) a la producción tecno- lógica creativa (texto, imágenes, audio, multimedia); de las com- putadoras de escritorio (fijas) a las computadoras portátiles o dispo- sitivos móviles; de la tecnología para la ingeniería, a la tecnología para la medicina y la educación. Tampoco se puede asegurar que la tecnología es el eslabón perdido de la humanidad o aquel faltante para alcanzar la «cúspide» de la evolu- ción humana. A la tecnología en educación sólo se le concibe como un vehículo o medio para alcan- zar las competencias o aprendiza- jes que se plantean en los planes y programas de estudio, aunque en la sociedad actual globalizada pareciera el “modelo educativo a