Autarquía Número Diez | Page 5

fracasar (dependiendo del matiz que se quiera acentuar). De ello no se sigue, sin embargo, que estemos ya fuera de él o que tengamos al alcance de la mano la posibilidad de salir. Estamos atrapados en su fracaso (actual, continuado o inminente). Digámoslo así: la Modernidad apostó todo a la Razón, pero ésta resultó incapaz, por sí misma, de llevar a término el proyecto político que le es inherente. Estamos pagando el precio del ingenuo entusiasmo con el que la identidad entre lo real y lo racional se asumió como garan- tía del cumplimiento de los ideales republicanos de justicia y libertad. Vivimos en un mundo en el que la desigualdad, la opresión y la exclusión se reproducen y se sofistican sin que, frente a esto, sepamos cómo oponer otra cosa que vie- jas y desgastadas formalizaciones. Ésta es la situación; la forma de ser de nuestro presente. Es desde esta perspectiva que entiendo (y simpatizo con) el ímpetu por encontrar en Foucault una alternativa, un pensamiento distinto que des- emboque en la disolución del republicanismo o, incluso, en una suerte de trans-republicanismo. No obstante, me parece que dicha aspiración adolece de cierta miopía histórica e, irónicamente, de cierta ingenui- dad típicamente moderna. El pensamiento de Foucault no constituye, por sí mismo, un proyecto político radicalmen- te nuevo ni prescribe procedimientos racionales específi- cos para asegurar el advenimiento de alguno. Es riguro- samente (auto)consciente de que el pensamiento no puede (y, por lo tanto, no debe) intentar eso. Se guarda de repro- ducir, a cualquier escala, el espejismo de la liberación. Lo hace porque entiende que la condición de nuestro presente es la de ser, precisamente, la experiencia histórica del ha- berse malogrado de ese intento. Podemos estar de acuerdo, entonces, en que lo que no hay en Foucault es un sueño republicano. Lo que sí hay es un esfuerzo lúcido y persistente por instrumentalizar críti- camente (y, por lo tanto, siempre de manera contingente) la experiencia del fracaso de dicho sueño. Lo que hay, en breve, es una orientación reflexiva sobré cómo asumir y ejercer el republicanismo. No hay más República que la defensa a ultranza de la República; esto es, de una Repú- blica cuya realización nunca llegará y que mal haríamos en seguir esperando. ▪ Demetrio Zavala Scherer Autarquía 5