Autarquía Número Diez | Page 4

Defender la República. Nota sobre Foucault El año pasado asistí a una conferencia de Miguel Morey sobre Michel Foucault. No recuerdo la frase exacta, pero en algún punto Morey dijo que Foucault era, ante todo, un republicano. Desde luego, la afirmación tenía sentido en el contexto del discurso de Morey. También lo tiene, por lo que a mí respecta, como descripción general del carác- ter eminentemente político del pensamiento de Foucault. Diría ―con esa cándida seguridad que suele acompañar a las propias convicciones― que me parece una obviedad. Por eso me sorprendió un tanto escuchar, a la salida de la conferencia (con la que se inauguraba un congreso dedica- do por completo a Foucault), algunos comentarios en los que se señalaba que dicho punto de vista estaba superado o era simplemente erróneo. El consenso (entre la gente con la que me encontraba) parecía ser que el carácter radical, revolucionario o vanguardista de la reflexión foucaultiana es incompatible con la vieja y anticuada idea de Repúbli- ca. Por otra parte, es significativo que esta conclusión hace juego, hasta cierto punto, con esa reputación de Foucault que se extiende más allá de lo académico y a la que suele 4 Autarquía referirse con términos como relativista, anarquista, inmora- lista, irracionalista, post-moderno, etcétera. En breve, para muchos Foucault no sólo no es un republicano, sino que es ―por defecto o por virtud― enemigo de la República. Las opiniones de quienes encuentran en Foucault un an- ti-republicanismo pernicioso no me interesan aquí. Creo que son el resultado de un grave desconocimiento de su obra, frecuentemente alimentado por prejuicios emanados de ciertas inclinaciones morales y políticas que me resul- tan muy distantes. Más interesantes me parecen las lecturas que ven en él una superación del republicanismo, o cuando menos, un reconocimiento del colapso del proyecto repu- blicano. Dichas lecturas resuenan con mi comprensión de la dimensión política de su pensamiento en cuanto al tipo de diagnóstico del mundo actual que hacen posible, pero difieren de ella en cuanto a las implicaciones filosófico-po- líticas que desde ahí pueden derivarse. Por lo que se refiere al diagnóstico, a estas alturas parece razonablemente claro que el proyecto republicano moder- no ha fracasado, sigue fracasando o está por (terminar de)