Autarquía Número Diez | Page 17

Fotografía por: Mauricio Díaz “Salir a la calle y des- aparecer en un instan- te nos acorrala en un miedo latente” ,y escuchamos entonces la música, gritando al uníso- no que “la vida no vale nada, no vale nada la vida, llorando siempre comienza y así llorando se acaba”. Bailamos desinhibidos con la muerte de todos —y de uno mismo— recostada al hombro, cantándole al oído que “uno va a los viejos sitios donde amó la vida y entonces comprende cómo están de ausentes las co- sas queridas”, que a “las cosas simples se las lleva el viento”. Baila mos en esa ausencia total con una música alegre que nos deja saltar, gritar, liberarnos de la carga de casi vivir y no poder hacer vida bajo una letra que nos acurruca en la melancolía de un amor que ya se fue: “cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras, cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas, evocaré el idilio de las felices horas…” Amor que se le dedica a alguien, y que nosotros, en el fondo, le de- dicamos a nuestra propia vida. Y cuando esta vida se le quita de nuevo a alguien nos queda soltarnos en llanto para gritar a la noche que “la vida en su avalancha te arrastró, pero al salvarte hallar pudiste protección y abrigo con que curar tu corazón herido por tanto do- lor” , dolor que estamos cansados de cargar cuando se intentan normalizar los casos. México, nosotros, habitamos la región desmoronada de la existencia, una impotencia por no poder amar el afuera tan bello de paisajes por este miedo latente a morir en el intento. México, nosotros, caminamos a tientas, con unas ga- nas cada vez más intensas por reclamar este derecho a vivir, gritando en la inmensidad de la noche que la vida nos duele; que sí empatizamos con el otro, a pe- sar de resguardarnos ante las desgracias; que esta vida que nos han dejado duele mucho como para recorrerla; pero que así como son tres, somos todos: 1 que gritando juntos nos afirmamos en el camino de la vida que me- recemos habitar. Somos una misma necesidad, una misma urgencia por decirnos en tanta nadeidad. El arte vive en México a cada caminar, y nos pronuncia para poder reclamar- nos. Habrá que servirnos con él y no perder el grito: lo único que nos queda. Habrá que hacer resistencia y enfrentarnos en el tiempo. ▪ Natalia Ulloa Autarquía 17