Autarquía Número siete | Page 4

Ilustración por: Oliver Pendragon El pensamiento contemporáneo en general está en un punto en el que le ha sido posible asimilar una concep- ción del mundo donde todo se juega en una perspectiva: mejor o peor, pero con una renuncia al absoluto. Esto, en- tendido de una manera simplista, suele apuntar siempre al «nihilismo» en un sentido peyorativo; pues se piensa que no hay posibilidad de sentido alguno. No es que esto sea mentira, pero llevando esa idea más allá de un primer momento, encontramos que ahí no estamos nosotros. Es decir, no hay constitución de una identidad, de un sen- tido en cuanto capacidad de acción, de vínculo –aunque sea interpretativo– con el otro. Hay cuatro formas de hacer referencia a una forma de crear discursos en el que no hay clausura, donde lo que se hace es abrir posibilidades, no cerrarlas; donde lo que se hace es dispersar, no concentrar.