por: Natalia Ulloa.
Y así se presentan tanto el estado como la tecnociencia en el filme. La
razón, nos diría Hume, traza círculos; puede validar, puede justificar
cualquier cosa, y es por ello que no se puede desligar de la experiencia; la forma sin fondo es muy peligrosa.
El estado sólo busca la manera de mejorar el castigo y basa su efectividad bajo el presupuesto de que la supresión del individuo es la
respuesta: el miedo al castigo o la imposibilidad física del mal, la
castración absoluta. Pero, ¿qué pasa con los ex-criminales si se los
deja impotentes en una sociedad que está podrida, que está inmersa
en este diferencial marcado de poder?
Carne de cañón:
Alex es constantemente atacado, sirve a los fines que se quiera; venganza, placer personal. Y, como lo dije, incluso la tecnociencia en
el filme actúa en esta irracionalidad circular que critica Hume; en
su terapia le colocan a Alex música de Beethoven, él, condicionado
para reaccionar negativamente a los estímulos que experimenta, está
siendo castrado, desprovisto de la posibilidad de estas experiencias.
En un impulso se da cuenta de algo y les advierte a los científicos:
“El buen Ludwig Van no ha hecho nada, por favor déjenlo en paz”.
Grita, desesperado, pero lo ignoran. ¿Qué tan difícil era apagar las
bocinas?
Pero la forma se sirve a sí misma. Es sólo un procedimiento que se
tiene que cumplir. Por eso no se modifica. Por eso es ciego. Porque
busca castrar, no comprender, no ligarse a la experiencia.
El estado y la tecnociencia en el filme hacen un dúo que opera castrando, que opera para mantener un diferencial de poder en las situaciones, creando así situaciones de violencia, desproveyendo a los
jóvenes de un futuro. Desfondando la vida.
3.
-Al amigo que se le rebela lo golpea en los
testículos de un bastonazo; al otro le corta
el rostroEs el producto natural de una sociedad que
pretende “curarlo” castrándolo, imponiendo su propio falo, su propia verdad. Por eso
cuando termina, cuando sublimemente es
capaz de volver a escuchar la novena y disfrutar del sexo dice: “Estoy curado”.
(Curado: volver a la armonía, al equilibrio)
Efectivamente, volvió a su lugar natural.
Alex es el modelo.
A su estreno, la película fue un éxito de
taquilla radical. Tuvo tal impacto en la sociedad, que se empezaron a crear pandillas
por Inglaterra que tomaban como modelo
a Alex. Ante semejante situación, Kubrick
se decepcionó profundamente, tanto, que
pagó de su bolsillo para retirar la película
de los cines, por más que estuviera siendo
un éxito comercial. “¿Cómo la habían podido entender tan mal?”.
Ante tal pregunta, cabe preguntarnos nosotros: ¿no es lo mismo que ha pasado con
Nietzsche?
-Un cuerpo alemán, cosmopolita, canta
“singing in the rain”-
Alex de Large: el producto del desfondo.
Uno podría comenzarse preguntando, ante la inexistencia radical de
valores, ¿cómo se podría criticar la manera de ser de un drugo? La
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podríamos criticar, por una parte, desde el
que esa manera de ser se sostenga a costa
también de un diferencial de poder: Alex
no se mantiene a sí mismo, presupone que
lo mantengan para llevar ese ritmo de vida;
situación análoga a la de un vagabundo, por
eso ellos, los drugos, y los vagabundos son
némesis. Pero su proceder es idéntico al de
la sociedad que lo produce: es un egoísmo,
una forma que se satisface a sí misma y
busca imponer sus reglas más allá de la experiencia. Alex de Large es producto de esa
situación, es su encantador arquetipo, es
aquel que busca imponer su falo, su verdad
y reprimir los demás, castrarlos.
Autarquía
Julián Bastidas.