Argumentos Socialistas Nº 3 Noviembre - Diciembre 2013 | Page 38
pero se olvida recordar que ese proyecto fue modulado, modificado y rectificado por el
parlamento español. Tras los cambios producidos, a pesar de todo fue aprobado en
referéndum con el voto en contra del Partido Popular y de Ezquerra republicana de
Cataluña. Tuvo el apoyo del PSC, de Iniciativa y de CIU. El Partido Popular había sido
derrotado en el parlamento catalán, en el parlamento español y el referéndum, pero les
quedaba una última y decisiva baza en el Tribunal Constitucional. Y supieron utilizarla.
Hicieron todo lo posible por bloquear la decisión hasta que se produjera el resultado que
deseaban. A pesar de la advertencia de los medios de comunicación catalanes, que
advertían del peligro de modificar un Estatut aprobado en referéndum, lograron sus
propósitos.
A partir de ese momento, el choque de trenes se veía venir. Dos partidos que comparten
la política económica, la visión de Europa, el modelo
social, la política educativa y la cuestión religiosa,
Estamos ante un choque
entre dos nacionalismos: logran polarizar la agenda política, consiguiendo
atraer hacia sus filas a unos y a otros. Estamos ante
el catalán y el español
un choque entre dos nacionalismos: el nacionalismo
catalán y el nacionalismo español. Uno de ellos ha pasado de defender el Estatut a
proclamar el soberanismo y el independentismo; el otro a defender la unidad nacional sin
complejos, dispuesto a aparecer como el guardián de la constitución. Se trata de que
todos los demás nos incorporemos a uno o a otro bando. No caben matices.
Secesionismo o inmovilismo.
El debate polariza energías porque, si algo está claro, es que la crisis económica no sólo
no diluye los problemas nacionales, sino que los refuerza. Todos necesitamos algún tipo
de cobijo en el que guarecernos, y la idea de que todo esto desaparecería por nuestra
incorporación al proyecto europeo no se sostiene. ¿Se puede afirmar con algún rigor que
el nacionalismo alemán ha desaparecido? ¿Se ha diluído acaso el republicanismo
francés? ¿No sigue vigente la identidad británica? Todo ello por referirnos a los
nacionalismos de Estado; si hablamos de las naciones sin Estado, pensemos en Escocia
o en Flandes.
La interrogante que tenemos que despejar es si cabe una opción distinta a la del choque
de trenes. Lo primero y esencial es saber la enorme responsabilidad de los separadores
en el incremento del sentimiento secesionista. Si se hubiera mantenido el proyecto salido
del parlamento español, ratificado en referéndum, nos habríamos evitado muchos males.
Ante la cerrazón de la derecha, se ha producido el incremento del secesionismo. Creo
que la única salida posible está en distinguir entre el derecho a decidir y el contenido de
la decisión.
Se puede pactar un procedimiento para realizar una consulta. Lo piden muchos sectores
de la sociedad catalana. La pregunta es: ¿decidir implica necesariamente optar por la
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