Argumentos Socialistas Nº 3 Noviembre - Diciembre 2013 | Page 14

privado de la economía, debido al recurso sistemático al apalancamiento de familias (para las que los salarios apenas crecían, a diferencia de los precios de las viviendas) y empresas (que con fuertes crecimientos en los beneficios se embarcaron en programas de inversión insostenibles), sin olvidar las actividades inmobiliarias. Es la política económica, que ha buscado sistemáticamente y por múltiples vías (no solo a través de la temporalidad, también del despido) durante los últimos veinticinco años, configurar un mercado de trabajo altamente precario, la que ha determinado los resultados en materia de salarios, empleo, precios y productividad, que finalmente se conjugan en una estructura productiva muy débil y escasamente competitiva. A las características del mercado de trabajo como motor de desigualdad primaria (y a la larga de ineficiencia productiva), se le han unido otros factores que han condicionado la endeble redistribución posterior. Como la debilidad de un sistema fiscal cuya capacidad redistributiva está fuertemente mermada, tanto cuantitativamente (el nivel de recursos que capta es, en porcentaje del PIB, de los más bajos de la UE) como cualitativamente (en su conjunto, el sistema fiscal español puede considerarse como proporcional o escasamente progresivo8), y las limitaciones del gasto en protección social (uno de los más bajos de la UE), y de las prestaciones sociales no monetarias o en especie (esencialmente sanidad y educación), cuya capacidad para corregir las desigualdades de renta es muy elevada9, pero que no han progresado en España de forma suficiente desde la segunda mitad de los años ochenta. Y durante la crisis están sufriendo considerables recortes. Así pues, el tipo de política económica realizado ha determinado aspectos básicos de nuestro sistema económico y social, como el mercado de trabajo, el modelo productivo, la fiscalidad, el desarrollo del Estado de Bienestar. Al igual que los resultados obtenidos, que no han sido especialmente brillantes, sino todo lo contrario, a juzgar por los desequilibrios acumulados al final del ciclo de crecimiento. No podemos sorprendernos ahora por presentar la mayor tasa de paro de los países desarrollados (cuando sistemáticamente se ha pretendido tener un mercado de trabajo altamente inestable), o por mostrar al inicio de la crisis uno de los mayores desequilibrios comerciales exteriores del mundo (cuando solo 8 Véase Consejo Económico y Social (2013): Informe 03/2013 Distribución de la Renta en España: Desigualdad, Cambios Estructurales y Ciclos págs. 151 y 152 (http://www.ces.es/documents/10180/526241/Inf0313.pdf). 9 CES (2013). Ver págs 130 a 135 del informe citado. 14