A fondo
Otra característica común a las opciones basadas en el Liberalismo económico, es que c omparten también su respeto hacia la llamada( por sí misma) ciencia económica de filiación liberal, y a la orientación de esa índole dominante en la Unión Europea.
La ideología liberal genera en las oligarquías de los partidos citados, una determinada subcultura, y ésta unos comportamientos en consecuencia. Por ejemplo, en España hay dos oligopolios( entendiendo este término en sentido amplio, pues paralelamente a sus intereses colectivos mantienen dentro de sí cierta competencia) de tal poder que, o el Estado los controla, o ellos controlan al Estado. Se trata de los oligopolios bancario y energético. Pues bien, ministros, diputados y aun presidentes de Gobierno aceptan cargos directivos en las mismas, o en sus consejos de administración, y a menudo a las pocas semanas de abandonar el cargo público, y manteniendo el sueldo de continuidad previsto precisamente para inmunizar a los responsables públicos de intereses p rivados. O tro comportamiento muy frecuente es el de utilizar triquiñuelas patrimoniales para esquivar cargas fiscales. Todo eso ha llegado a ser aceptado como algo natural.
Eso guarda relación con otra característica que pertenece al campo de la política má s que d e la economía. Se trata de la oligarquización de los partidos. Es cierto que existe una diferencia abismal entre las dos grandes formaciones; ahora bien, afecta a ambas.
De todos modos, veamos las diferencias entre las tres opciones que hemos enunciado dentro de la gran alternativa liberal. La primera corresponde al ala precisamente más liberal del PP. Parece estar compuesta de dos colectivos principales: en primer lugar, el de ortodoxos del liberalismo económico, situados en el mundo académico o bien en la empresa. Un segundo colectivo está formado por políticos que defienden la liberalización para la gran mayoría de ciudadanos y empresas, pero al tiempo excluyen gran número de posiciones de privilegio, y se dedican a favorecer intereses privados con recursos públicos. En ese ambiente, el término“ liberalizar” es entendido con frecuencia como privatizar servicios públicos. Se empieza adjudicando el servicio que antes era público a una entidad privada, tras dotarle de las asignaciones presupuestarias correspondientes. Posteriormente, la entidad recorta la plantilla existente, y endurece las condiciones de trabajo y salariales. También suelen recortarse otros insumos con incidencia en la calidad, y directamente los servicios prestados. Si de todos modos, las compensaciones para los accionistas y directivos son in suficientes, se promueve una ampliación en las dotaciones al respecto. Si hay pérdidas,
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