A fondo
economía social, a demás de una distribución controlada y no especulativa y una reforma fi scal tan fuerte como progresiva. Sin esas premisas previas no existe ni siquiera socialdemocracia.
Por lo tanto, nuestro programa máximo es el Socialismo, y nuestra vía de transito la democracia social fuerte y un estado republicano y laico garante de la democracia, de la justicia y la redistribución social, además de protector de los derechos ciudadanos. Y en esa vía de tránsito es también necesario el control económico y e l reparto social, g arantizando el poder de la ciudadanía, la soberanía popular por encima de intereses privados, grupos de poder económico, clases opresoras y leyes injustas.
La democracia liberal, es imperfecta. En el Reino de España, la exigencia de igualdad total ante la ley no existe, cuando un ciudadano o ciudadana cualquiera no tiene derecho a ser jefe del estado, y la Constitución,- tras la reforma exprés de 2011- sitúa los objetivos de déficit y el pago de la llamada deuda a bancos, sobre las personas. Estas – y otras muchas- son cuestiones de principio a considerar antes de hablar sobre un programa máximo simplemente de adorno. Se es socialista o no se es. Ser socialis ta, no e s compatible con aplicar de grado políticas neoliberales, privatizar bienes públicos o ceder ante los poderosos. Tampoco lo es proteger castas privilegiadas y exclusivas.
Pero para conseguir la necesaria recuperación, no solo del ideal, sino de la esperanza en e l socialismo, es necesario analizar cuál es nuestro proyecto, y la situación actual para implementarlo. El Socialismo en democracia, no es una utopía imposible.
Para realizar serenamente ese análisis de la situación, que nos permita implementar una estrategia real de tránsito al socialismo, se hace cada día más urgente un Congreso Extraordinario que permita la participación activa de toda la militancia, a dos vueltas como se hizo siempre tradicionalmente en este Partido. Un Congreso que explicite ante la sociedad española nuestro total rechazo al sistema capitalista, porque el capitalismo ha fracasado y a la postre produce desigualdades e injusticias, hambrunas, pobreza y guerras. El capitalismo hace infelices a las personas y no les garantiza su derecho al trabajo, la vida digna y la vivienda. El capitalismo solo beneficia a los detentadores de las ri quezas y al mundo financiero y los grupos de poder privilegiados, por eso creemos en una sociedad socialista.
Y una vez hecho esto, deberemos elegir a aquello s de entre nosotros con mayor ca pacidad, empuje y decisión para llevar adelante ese inicio del tránsito al socialismo. P orque creemos en los ideales, no en los ídolos.
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