El cartero de Neruda
sona para inspirarse. No puede llegar e inventar algo de la nada.
-Mire, poeta-lo persiguió el cartero-. Si se hace tantos problemas por
un simple poema, jamás ganará el Premio Nobel.
Neruda se detuvo sofocado.
-Mira, Mario, te ruego que me pellizques para despertarme de esta
pesadilla.
-¿Entonces, qué le digo, don Pablo? Usted es la