El cartero de Neruda
Neruda arremetió con su bolsillo y extrajo un billete del rubro «más que
regular». El cartero dijo «gracias», no tan acongojado por la suma como
por la inminente despedida. Esa misma tristeza pareció inmovilizarlo
hasta un grado alarmante. El poeta, que se disponía a entrar, no pudo
menos que interesarse por una inercia tan pronunciada.
-¿Qué te pasa?
-¿Don Pablo?
-Te quedas ahí parado como un poste.
Mario torció el cuello y buscó los ojos del poeta desde abajo: -¿Clavado
como una lanza?
-No, quieto como torre de ajedrez.
-¿Más tranquilo que gato de porcelana?
Neruda soltó la manilla del portón, y se acarició la barbilla.
-Mario Jiménez, aparte de Odas elementales tengo libros mucho
mejores. Es indigno que me sometas a todo tipo de comparaciones y
metáforas.
-¿Don Pablo?
-¡Metáforas, hombre!
-¿Qué son esas cosas?
El poeta puso una mano sobre el hombro del muchacho.
-Para aclarártelo más o menos imprecisamente, son modos de decir
una cosa comparándola con otra.
-Deme un ejemplo.
Neruda miró su reloj y suspiró.
-Bueno, cuando tú dices que el cielo está llorando. ¿Qué es lo que
quieres decir?
-¡Qué fácil! Que está lloviendo, pu’.
-Bueno, eso es una metáfora.
-Y ¿por qué, si es una cosa tan fácil, se llama tan complicado? -Porque
los nombres no tienen nada que ver con la simplicidad o complicidad de
las cosas. Según tu teoría, una cosa chica que vuela no debiera tener un
nombre tan largo como mariposa. Piensa que elefante tiene la misma
cantidad de letras que mariposa y es mucho más grande y no vuela -concluyó Neruda exhausto. Con un resto de ánimo, le indicó a Mario el
rumbo hacia la caleta. Pero el cartero tuvo la prestancia de decir:
-¡P’tas que me gustaría ser poeta!
-¡Hombre! En Chile todos son poetas. Es más original que sigas siendo cartero. Por lo menos caminas mucho y no engordas. En Chile todos
los poetas somos guatones.
Neruda retomó la manilla de la puerta, y se disponía a entrar, cuando
Mario mirando el vuelo de un pájaro invisible, dijo:
-Es que si fuera poeta podría decir lo que quiero.
-¿Y qué es lo que quieres decir?
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