Aportes para Pensar la Salud de Personas Trans.pdf | Page 20
a las personas que tuvieran orientaciones y/o prácticas sexuales y expresiones y/o identidades
de género no normativas. Con la derogación de los edictos policiales a mediados de la década de
1990, se fortalecieron y cobraron importancia los Códigos de Faltas en las provincias, que siguieron sosteniendo cláusulas discriminatorias como aquellas en contra de la utilización de ropas asignadas tradicionalmente al género opuesto al atribuido socialmente al nacer, y se creó el Código
Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires que terminó penando desde la venta ambulante
hasta la prostitución o el trabajo sexual, a pesar de que en esa materia la República Argentina es
garantista, por lo que no pune a la persona en situación de prostitución sino a quien la explote
como proxeneta. Esto produjo la resistencia tanto de los organismos de derechos humanos, de
las asociaciones de la sociedad civil como de los movimientos LGTBQ, que habían trabajado por la
derogación de los edictos policiales. Los movimientos LGTBQ en Argentina, si bien tienen una primera aparición en la década de 1970, volvieron a activarse después de la restitución democrática
en 1984, centrando los reclamos en la visibilización de la “identidad homosexual” y en la exigencia
a los organismos estatales de una agenda de lucha contra el VIH-SIDA, que generalmente subsumía a toda la población LGTBQ a la prerrogativa de los “varones” gays. A finales de la década del 90,
se consolidaron las primeras organizaciones específicamente trans en relación con la lucha por la
derogación del Código Contravencional de la ciudad de Buenos Aires, especialmente de los artículos que terminaban penando, más o menos explícitamente, la prostitución callejera. El activismo
trans fue cobrando autonomía, fuerza e identidad en estas luchas políticas y sociales, volviéndose
fundamental en la lucha que permitió la obtención de los derechos que actualmente gozamos en
nuestro país, como la ley que permitió el cambio del Código Civil para que puedan casarse personas de cualquier género y, especialmente, la Ley de Identidad de Género, que es la primera en el
mundo en proponer y sostener la despatologización de las identidades K