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Gastronomía y turismo – Destinos con sal y pimienta
Kim, Eves & Scarles( 2009) destacan que la investigación sobre el consumo de alimentos en los viajes turísticos es muy nueva. Coincidiendo con los autores, se suma el hecho de que en el caso del turismo gastronómico la centralización en los alimentos ha generado debates más enfocados en la experiencia de los turistas y en el potencial de la gastronomía como diferencial competitivo para los destinos.
Además, la mayor parte de los enfoques investigativos recae sobre los turistas occidentales, faltando estudios con turistas no occidentales y asiáticos. Basta verificar las publicaciones en las principales revistas y eventos internacionales que tratan el turismo gastronómico o la alimentación en el ámbito del turismo de modo general.
Getz et al.( 2014) publicaron un libro sobre el turismo como motivación central en la oferta de alimentos del destino. Se brinda información proveniente de estudios originales, estudios de caso, investigaciones académicas, datos e informes del sector que dan una significativa visión general sobre la necesidad e importancia de fomentar y diversificar el turismo entre cuyos atractivos se destaquen los alimentos.
Cohen & Avieli( 2004) investigaron sobre la“ atracción” y el“ impedimento” de los turistas que lidian con la gastronomía en destinos considerados extraños para los occidentales. Analizaron la oferta gastronómica del este y sudeste de Asia, cuyas cocinas difieren significativamente de aquellas a las que los turistas occidentales están habituados, pero que desean probar. Para los autores, el análisis sociológico del turismo prioriza los atractivos( MacCannell, 1973; 1976) considerando el prototipo del turista visual u observador( Urry, 1990), olvidando los otros sentidos. Pero la creciente preocupación por el cuerpo provocó cierta atención( Wang, 2000) y alertó sobre otras experiencias sensoriales en el turismo más allá de la visual( Macnaghten & Urry, 1998; Ryan, 1997).
Cohen & Avieli( 2004) destacan que entre los sentidos, el gusto( más específicamente el acto de comer y beber) permaneció prácticamente inexplorado en el estudio sociológico y antropológico del turismo, a pesar de ocupar un lugar central. En esta visión el involucramiento del cuerpo es bajo, por lo tanto el riesgo corporal también lo es. Así, prácticamente todo puede ser encarado sin riesgos corporales graves( excepto en casos extremos como mirar al sol sin protección). El acto de comer o beber, actividades mediadas sensorialmente por el gusto, involucra al cuerpo directamente y en consecuencia representa un riesgo potencial. Fischler( 1988) asegura que comer involucra la '' incorporación ''( ingestión) de cosas del ambiente al cuerpo, entonces tragar cada trozo de alimento constituye una decisión irreversible, lo que en casos extremos puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Aunque el turismo analice el rol de la alimentación como un atractivo, es necesario que la faceta opuesta también sea analizada. Es importante lidiar con el impedimento, pues la
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