4 – Bases de datos internacionales
durante sus vacaciones( Loverseed, 2009). Por otro lado, los autores de Reino Unido prefieren denominarlo como“ turismo de alimentos”, en Norteamérica se habla de“ turismo culinario”( visitar restaurantes, participar de clases de cocina) y en los países latinos predomina el término de“ turismo gastronómico”( Oliveira, 2007: 2). A pesar de ello, para Hall & Sharples( 2003) es mejor hablar de un turismo de alimentos en el que se plantea la interrelación entre alimento, producto turístico y la experiencia turística.
Una de las definiciones más aceptada por los investigadores de todo el mundo es la realizada por Hall & Mitchell( 2001: 308) quienes definen el turismo gastronómico como“ la visita a productores primarios y secundarios de alimentos, festivales gastronómicos, restaurantes y lugares específicos donde la degustación de platos y / o la experimentación de los atributos de una región especializada en la producción de alimentos es la razón principal para la realización de un viaje”. Es el reconocimiento por parte de los turistas que la comida es algo más que el sustento, se trata de un instrumento cultural con multitud de facetas que es posible disfrutar a través de actividades tales como rutas de alimentos, eventos, festivales, etc.
En este sentido, la gastronomía local puede generar importantes beneficios económicos para un destino, pero además, puede ayudar a fomentar y preservar la cultura de un área determinada( Navarro & Schlüter, 2010). Como afirman Du Rand et al.( 2003: 97)“ la comida local tiene un gran potencial para mejorar la sostenibilidad en el turismo; contribuir a la autenticidad del destino; fortalecer la economía local; y proveer de infraestructuras respetuosas con el medio ambiente ".
Gran parte de la literatura científica existente sobre turismo gastronómico se ha centrado en su papel de activo económico regional y herramienta de marketing y comercialización de destinos( Ab-Karim & Chi, 2010; Kim et al., 2011): Belisle( 1983) analiza la relación existente entre el turismo y la producción de alimentos y su efecto sobre la economía local; mientras Bessiere( 1998) estudiaba el potencial del turismo gastronómico en áreas rurales de Francia y constató la importancia de preservar el patrimonio culinario a la hora de mantener la identidad regional; Hjalager & Corigliano( 2000), comparan la cultura e imagen de la cocina local de Dinamarca e Italia; o Cohen & Avieli( 2004) definieron el papel de la gastronomía como atractivo de un destino.
Sin embargo, a finales de los años 90 surge una nueva tendencia en el estudio del turismo gastronómico más allá del enfoque tradicional, apareciendo investigaciones interdisciplinares que conectan perspectivas antropológicas, psicológicas, etnológicas( Beardsworth & Keli, 1997) junto con estudios de producción de alimentos y desarrollo agrícola( Everett & Aitchison, 2008: 151). Así pues, era hora de examinarlo a través de una " lente cultural "( Boniface, 2003). Horng & Tsai( 2012a: 52-53), centrados en la zona de Asia y el Pacífico, identificaron cuatro factores fundamentales para el éxito del turismo gastronómico: la utilización eficaz de los
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