Gastronomía y turismo – Destinos con sal y pimienta
Atenta a la idea de que el mejor camino para llegar a los corazones y mentes de los más poderosos del mundo es a través de sus estómagos, la embajada francesa hace de todo para brindar platos inolvidables. La buena comida y el buen vino son los afrodisíacos que los franceses aplican para nutrir las relaciones diplomáticas. Ellos suavizan el humor y calman a los invitados mediante los alimentos, una manera maravillosa de hacer un encuentro diplomático o avanzar en un acuerdo comercial. Y en este seductor ritual culinario nadie iguala a los franceses( Tallmadge, 2010).
Considerando la vasta existencia de alimentos y bebidas con indicaciones geográficas y con la seguridad de que dichos productos son referenciales de calidad e identidad cultural, se observa la posibilidad de usar alimentos y bebidas con denominación de origen como instrumento de diplomacia, a partir del turismo. Esta es una de las forma de utilizar la gastrodiplomacia para presentar a las personas, turistas o no, lo mejor de una región; además de ampliar el conocimiento de los residentes sobre el tema, ayudar en la preservación, explorar el patrimonio gastronómico de un lugar y contribuir al desarrollo del lugar.
Las Indicaciones geográficas( IGs) son formas especiales de protección ligadas a la propiedad intelectual y aseguradas legalmente por diversas convenciones internacionales. Para Coelho-Costa( 2014a) son usadas para proteger regiones y productos contra falsificaciones, garantizando al consumidor productos de excelente calidad, exclusividad y status de especiales. Generalmente abarcan productos agroalimentarios, no alimentarios( maderas, piedras, artesanías, etc.), géneros alimenticios y bebidas que presentan una o más características relacionadas directamente con el lugar donde son producidos.
Las indicaciones geográficas no son producto de la modernidad. Bruch( 2008), Almeida( 2010; 2001), Carvalho( 2009), Audier( 2006) y Vivez( 1943) dan testimonio de la existencia de indicaciones geográficas desde la antigüedad, donde ya existían productos especiales con signos, sellos y símbolos de identificación del origen y del productor que eran consumidos y obtenían fama a través de los viajes y la interacción de los pueblos. Ejemplos de esos productos son la miel de Sicilia, las almendras de Náxos, los vinos de Corinto, los tejidos de Mileto y Sidón, las espadas de Cálcis y las estatuas de terracota de Tánagra, los vinos de Ein Gedi, el cedro de Líbano, el jamón galo, los dátiles de Egipto, las ostras de Brindisi y los vinos romanos de Falernum, entre otros.
Las indicaciones geográficas a través de los años pasaron de ser simples sellos, signos y símbolos que identificaban productores y regiones en la Edad Antigua y Media( Coelho-Costa, 2014a; Carvalho, 2009; Bruch, 2008), a ser sellos modernos y otras formas de identificación amparadas en estatutos y legislaciones complejas( Calliari et al., 2007; Beltran, Chauveau & Glavez-Behar, 2001).
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