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Gastronomía y turismo – Destinos con sal y pimienta
o más el alimento, un plato o un restaurante consumido en un destino, que el lugar visitado. En éste contexto la capitalización turística del patrimonio alimentario se convierte en la clave de unas vacaciones memorables.
Así, el alimento y la gastronomía local tienen un lugar al lado de los museos, monumentos y otros recursos patrimoniales tangibles. El turismo le posibilita al alimento una forma de potenciarse y diferenciarse( Van Westering et al., 2000), y generar juntos soluciones a problemas de las regiones como pueden ser la oportunidad de generar nuevos productos, ampliar el conocimiento de los productos en otros mercados, ampliar su oferta, mejorar la rentabilidad y romper la estacionalidad turística( Richards, 2000; Troitiño, 2000).
Asociados, alimentos y turismo, recorren un camino virtuoso que tiene todas las cualidades para ser exitoso. Los turistas desean hacer cosas diferentes y placenteras para poder descifrar el lugar visitado y su cultura. No están dispuestos a hacer esfuerzos especiales. Los alimentos tienden a ser una forma normal, razonable y amigable de conocer y comprender un lugar.
Los eventos culturales como estrategia turística
El mercado turístico está viviendo un profundo cambio especialmente por la alteración de la demanda( World Tourism Organization, 2002). Son variados y van desde la fragmentación de sus periodos vacacionales, que impulsan viajes cortos a destinos más o menos cercanos( fines de semana, días puentes, Semana Santa), hasta la evolución de gustos y motivaciones que cuentan cada vez con más y mejor información. Uno de los efectos es que se empieza a manifestar un segmento de demanda que busca aumentar sus conocimientos y aprender( Richards, 1996; Cabrini, 2002; Camarero & Garrido, 2004).
Existe entonces una oportunidad para los destinos que se interesen en el turismo por su capacidad generadora de ingresos, siempre que lo consideren un factor de conservación de su patrimonio( UNESCO, 2002) para minimizar las posibilidades de los riesgos potenciales asociados al uso turístico como la degradación del patrimonio y los bienes culturales que son a su vez el atractivo del destino.
Por ello es necesario que el desarrollo, la promoción, el marketing y la operación de estos destinos se haga de manera planificada. Dentro de estas características, la programación de eventos culturales es una gran oportunidad para que los destinos refuercen sus atractivos y logren un posicionamiento en cuanto destino turístico singular( Laguna García, 2005). Se entiende aquí que un evento es un suceso de importancia que se encuentra programado.
Estos eventos tienden a reafirmar los vínculos locales y las particularidades de la cultura local como los rituales o los símbolos, diferenciando al destino de la cultura global. También se
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