Gastronomía y turismo – Destinos con sal y pimienta
glamour y el prestigio de la bienal dotan de un nombre de marca a la ciudad, a la región o al país, elevando la connotación neutra o incluso negativa que éstos pudieran tener. En vista de este escenario, es lógico que la mayoría de las bienales de hoy asuman una doble tarea. Por un lado, la de destacar la singularidad de un lugar, una región y su cultura, como forma de cultivar a un público nacional y seducir a uno internacional; y por otro, la de traer a artistas y tendencias internacionales al emplazamiento local y cultivar a los ciudadanos del país como usuarios internacionales y expertos en la cultura. El encanto de lo local se une así al glamour de lo global. En otras palabras, las bienales no sólo identifican un lugar, sino también establecen siempre conexiones. La interconexión global resultante es de hecho lo que la mayoría de los comentaristas y curadores mencionan como el potencial político de la bienalización. El hecho de que se pueda apreciar un lugar desde otro lugar y en otro lugar; el que se puedan ver unos a los otros; el que se puedan apreciar múltiples puntos de vista simultáneamente, pero también sucesivamente, una obra tras otra, una bienal tras otra.
TURISMO Y GASTRONOMÍA
La gastronomía forma parte imprescindible de un viaje. Los turistas, como es lógico, deben alimentarse. Viajar implica obligatoriamente trasladarse, pasar tiempo fuera y en ese tiempo uno debe comer. El turista viaja a un lugar que por algún motivo quiere conocer. Esa comida que el turista consume en su lugar de destino, al tiempo que lo alimenta, le ofrece una información muy valiosa sobre la personalidad y la cultura del lugar que visita. Claro que se deben generar las condiciones de información y servicio que le posibiliten al turista decodificar esa información y así poder apreciarla en toda su amplitud( Segarra-Saavedra et al., 2015).
Es que la gastronomía no es sólo comer o alimentarse, sino que también significa adentrarse en la cultura del lugar o destino en que uno se encuentra por una de sus características que parece como más básica o sencilla. A la gastronomía se la puede explicar como un conjunto de conocimientos y prácticas relacionadas con el arte culinario, las recetas, los ingredientes, las técnicas y los métodos, así como su evolución histórica y sus significaciones culturales. Es también entonces la que estudia la relación del ser humano con su alimentación, el entorno natural del cual obtiene los recursos alimenticios y la manera en que los utiliza, así como los aspectos sociales y culturales que intervienen en la relación que cada sociedad establece con su gastronomía.
Por lo tanto es evidente que la gastronomía no es una en el mundo, sino que se diferencia de país a país, de región a región, e incluso de una ciudad a otra. Así, la gastronomía típica de un destino turístico se convierte en un atractivo del destino turístico que uno visita. Ello se debe a que la gastronomía forma parte del patrimonio cultural de esa localidad o comarca que alimenta la imagen del destino que el turista construye en su imaginario.
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