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7- ¿ Finalmente, qué es um museo de comida?
Considerando el conjunto de museos estudiados desde el punto de vista turístico, es evidente que los mismos confieren visibilidad a la gastronomía de la localidad y se distinguen por la naturaleza de sus colecciones, la presencia de recursos interactivos, las áreas para la realización de workshops, la degustación, la alimentación y el comercio de suvenires, productos alimenticios y bebidas.
De la misma forma, todos los ejemplos analizados son destacados por el esfuerzo de transmitir a sus visitantes información sobre la cultura alimentaria, procurando materializar a partir de diferentes estrategias, contenidos simbólicos y experiencias. Muy a menudo recurriendo a estrategias didácticas y lúdicas, los museos de comida terminan resultando interesantes no sólo para los turistas gastronómicos( aquellos que viajan motivados principalmente por intereses asociados a la alimentación), sino también para los visitantes que desean conocer un poco más de la realidad local a partir de la óptica de la alimentación.
CONSIDERACIONES FINALES
Las instituciones museológicas pasaron por muchos cambios en las últimas décadas que resultaron en nuevas concepciones, funciones, estrategias museológicas y formas de relacionarse con el público visitante. En este proceso se incorporaron nuevos temas, entre ellos el de la alimentación, y se potenciaron como atractivos turísticos.
El museo confiere visibilidad al patrimonio alimentario y garantiza su registro. Si bien aún no es tan popular como aquellos dedicados a otros tipos de colecciones, han surgido diversos museos de comida en diferentes lugares del mundo. Concebidos bajo diferentes perspectivas y formas de mantenimiento y gestión, y tratando temáticas muy variadas, estos espacios han comenzado a multiplicarse buscando materializar experiencias asociadas a la alimentación, privilegiando enfoques regionales.
Muchas veces se convierten en importantes atractivos turísticos, son mencionados en guías turísticas impresas y virtuales, y son frecuentados por personas con diferentes niveles de interés y conocimiento gastronómico. Sin embargo, esta diversidad pasa desapercibida en algunas ocasiones por el hecho de que la información no está sistematizada.
La inclusión del patrimonio alimentario a los acervos de los museos promueve la valorización de los productos locales, potencializa su extroversión y refuerza la asociación con la localidad donde se sitúa, construyendo o divulgando una determinada identidad. La temática de esos acervos aparece viva pues se liga a los individuos de la localidad cuyas interacciones culinarias se mantienen en movimiento. En este sentido, las narrativas de las exposiciones temporarias se renuevan en la medida en que la investigación avanza y los recursos económicos necesarios lo permiten.
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