Anuario Raza Polo Argentino 2016 | Page 69

La regulación epigenética Si volvemos a la teoría de la genética clásica, se supone que ningún cambio en el fenotipo que ha sido producido por el ambiente puede ser hereda- do por su descendencia. Esto es así debido a que estos cambios observables no estaban produci- dos por una modificación en la secuencia genética del caballo, sino por la forma en la cual el ambiente hizo que este genoma se exprese. Por ejemplo, un potrillo que ha sido sub-alimenta- do durante su crecimiento, y por ende ha crecido menos de lo esperado, no debería producir una descendencia más pequeña ya que su ADN no su- frió ningún cambio. Para entender esto debemos saber que el genoma del caballo se expresa mediante un proceso en el cual el ADN es leído en cada célula y transforma- dos en las proteínas encargadas de producir el res- to de las moléculas que componen al organismo. El control de este proceso de lectura, está dado por mecanismos celulares que facilitan o dificul- tan el acceso a la maquinaria que lee las fibras de ADN en donde se encuentran los planos y direc- trices genéticas que regularán la vida del animal. Así, cuando una proteína codificada en un gen es necesaria para un proceso metabólico, como por ejemplo el crecimiento de los huesos de un potro durante su desarrollo, estos factores de regulación facilitan la lectura de ciertos genes específicos per- mitiendo un incremento en la cantidad de células óseas producidas. Terminado el desarrollo, estos genes de crecimiento son “silenciados” y dejan de ser utilizados por las células del caballo adulto. De la misma manera, la expresión o inhibición de determinados genes es la causa de que existan cé- lulas tan diferentes como una neurona o una fibra muscular, aun teniendo todas ellas una secuencia de nucleótidos de ADN idéntica. Estos procesos se conocen como “regulación epi- genética”. Uno de los mecanismos epigenéticos más impor- tantes es la METILACION del ADN que consiste en una marca química añadida a regiones espe- cíficas del genoma, que hace que sean menos accesibles y por consiguiente disminuyendo la expresión de estos genes, pudiendo incluso si- lenciarlos totalmente. Entonces, dependiendo de qué tejido se trate, o de la edad del animal, o de los estímulos externos que este reciba, cada célula puede decidir cuáles ge- nes funcionan y cuáles no y en caso de funcionar, con que intensidad lo hacen. Sin embargo, otra parte de estas marcas son DI- NAMICAS, es decir que aparecen y desaparecen con los estímulos que recibe el animal a lo largo de toda su vida, lo cual favorece su adaptación a las diferentes situaciones productivas. La suma de to- das las marcas epigenéticas que posee un animal se conoce como EPIGENOMA. 67