La regulación epigenética
Si volvemos a la teoría de la genética clásica, se
supone que ningún cambio en el fenotipo que ha
sido producido por el ambiente puede ser hereda-
do por su descendencia. Esto es así debido a que
estos cambios observables no estaban produci-
dos por una modificación en la secuencia genética
del caballo, sino por la forma en la cual el ambiente
hizo que este genoma se exprese.
Por ejemplo, un potrillo que ha sido sub-alimenta-
do durante su crecimiento, y por ende ha crecido
menos de lo esperado, no debería producir una
descendencia más pequeña ya que su ADN no su-
frió ningún cambio.
Para entender esto debemos saber que el genoma
del caballo se expresa mediante un proceso en el
cual el ADN es leído en cada célula y transforma-
dos en las proteínas encargadas de producir el res-
to de las moléculas que componen al organismo.
El control de este proceso de lectura, está dado
por mecanismos celulares que facilitan o dificul-
tan el acceso a la maquinaria que lee las fibras de
ADN en donde se encuentran los planos y direc-
trices genéticas que regularán la vida del animal.
Así, cuando una proteína codificada en un gen es
necesaria para un proceso metabólico, como por
ejemplo el crecimiento de los huesos de un potro
durante su desarrollo, estos factores de regulación
facilitan la lectura de ciertos genes específicos per-
mitiendo un incremento en la cantidad de células
óseas producidas. Terminado el desarrollo, estos
genes de crecimiento son “silenciados” y dejan de
ser utilizados por las células del caballo adulto.
De la misma manera, la expresión o inhibición de
determinados genes es la causa de que existan cé-
lulas tan diferentes como una neurona o una fibra
muscular, aun teniendo todas ellas una secuencia
de nucleótidos de ADN idéntica.
Estos procesos se conocen como “regulación epi-
genética”.
Uno de los mecanismos epigenéticos más impor-
tantes es la METILACION del ADN que consiste
en una marca química añadida a regiones espe-
cíficas del genoma, que hace que sean menos
accesibles y por consiguiente disminuyendo la
expresión de estos genes, pudiendo incluso si-
lenciarlos totalmente.
Entonces, dependiendo de qué tejido se trate, o de
la edad del animal, o de los estímulos externos que
este reciba, cada célula puede decidir cuáles ge-
nes funcionan y cuáles no y en caso de funcionar,
con que intensidad lo hacen.
Sin embargo, otra parte de estas marcas son DI-
NAMICAS, es decir que aparecen y desaparecen
con los estímulos que recibe el animal a lo largo de
toda su vida, lo cual favorece su adaptación a las
diferentes situaciones productivas. La suma de to-
das las marcas epigenéticas que posee un animal
se conoce como EPIGENOMA.
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