Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
Bacante de la muerte, se declara Antígona. También ella busca una melodía para entonar en el entierro de su madre y sus hermanos, consciente además de que su mansión familiar ha quedado definitivamente destruida por la Erinis, la furia vengadora de los crímenes y los hechos execrables que se han cometido en la casa real de Tebas. Pero no encuentra ese tono melodioso deseado. Sólo le queda un llanto fúnebre, un lúgubre plañido. Una música sin musicalidad, sin melodía, apartada de las musas( parámousos) como la de Ares, como la de la Esfinge, que preludia y presagia la muerte en vida.
La música“ siniestra” del daimon( de esta palabra viene la castellana“ demonio” 5) surge, entonces, de un“ orden” no humano, de un orden que quiebra todo ordenamiento a la medida de cualquier mujer u hombre. Nace de un orden que ellos no pueden ordenar ni controlar. Ni siquiera tiene la melodía alocada de los rituales orgiásticos que el son de las flautas induce el entusiasmo y el trance de posesión. Al carecer de ritmo, de orden rítmico, se torna indefinido. Esta falta de límites, para algunos, transformaba su música en un sonido“ desagradable e ininteligible” 6. Una música, por ende, enloquecedora que
5 Daímon, basándonos en el uso más antiguo de la lengua, era en sus inicios en buena medida sinómino de theós, lo divino en su relación con el ser humano mortal. Es algo así como la faz divina del destino humano, o si se prefiere el aspecto de lo divino en que este aparece al ser humano como su destino ineluctable.
6 Cf. ARISTÓTELES, Retórica, 1408 b 25-27. La clasificación de las músicas en Aristóteles
es algo confusa. Él distingue tres clases de armonías: las éticas, las prácticas y las patéticas( Lacan hace mención a ellas en el Seminario 7). Las éticas, cuya finalidad es educativa, tienen como efecto la modelación del carácter( éthos), o sea de las conductas, maneras acostumbradas y reacciones esperables en alguien que pertenece a la etnia helénica( al * swe de los griegos) y fue educado de forma deseable y acertada. Las prácticas( menos valiosas que las anteriores) persiguen un fin utilitario, por ejemplo el entretenimiento o el descanso divertido, unas de las tantas formas del placer, hedoné. Las patéticas buscan suscitar conmociones anímicas( pathoi), con objetivos que pueden ser muy diversos: purifica-
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