Antígona y el regreso de la Esfinge - Romeo Cesar | Page 5

Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
ensordecedor de la batalla, carente totalmente de ritmo y armonía, no se ajusta a ninguna música de los rituales dionisíacos. En el estruendo del combate se quiebra todo orden melódico. Es una música“ loca” de destrucción y muerte.
Y, refiriéndose a la Esfinge, el coro se lamenta:
Ojalá que nunca hubiera llegado la doncella alada, el monstruo de las montañas, azote de este país, la Esfinge, con sus cantos funestos, hostiles a las musas.
También el canto de la Esfinge en la tragedia de Eurípides carece de ritmo y melodía, y su son lúgubre y horripilante es preludio de la muerte. Es una música no musical, sin musa … 4 En el segundo pasaje que quiero destacar, se nos muestra a Antígona presidiendo el cortejo fúnebre en que van los cuerpos muertos de su madre y sus dos hermanos. Ella exclama allí( v. 1489-1507):
Soy bacante de los muertos por lo que dejo volar mi cabellera y me visto de fiesta con ropa azafranada. Fiesta de la muerte y la desdicha que yo vengo capitaneando […] ¿ Qué canto o qué lamento melodioso voy a invocar llorando sin consuelo, ¡ oh casa, oh casa!, al traer estos tres cuerpos familiares, una madre con sus hijos, ensangrentados, para alegría de la Erinis? Esa que destruyó entera la mansión de Edipo, desde que supo descifrar la tonada indescifrable de la feroz Esfinge y dio muerte a la cantora […] Con este lúgubre lamento lloro de antemano la existencia en soledad que llevaré para siempre entre raudales de lágrimas.
4 Así comenta Ruth Padel la comparación entre la música de Ares y la de la Esfinge:“ El
ruido de la batalla, varones matándose entre sí, horrible música sin flautas, se convierte en los enigmas destructivos de un dáimon femenino. Ambos son“ música no musical”: ruido,‘ apartado’ de la música, que niega la armonía del canto”( A quien un Dios quiere destruir, antes lo enloquece, Bs. As., Manantial, 1997, 172).
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