Antígona y el regreso de la Esfinge - Romeo Cesar | Page 4

Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
tiempo de la ceguera vacilante y desdichada de su padre, el tiempo del retorno victorioso del monstruo que, aterrando a los jóvenes tebanos con sus enigmas indescifrables y letales, asolaba sus comarcas y aledaños …
Pero, en este pasaje, Lacan destaca un aspecto de Edipo muy poco frecuentado por el psicoanálisis: la prueba de la Esfinge. Por lo visto, Lacan no desconoce, la importancia de ese encuentro en el mito de los Labdácidas. En esta cita parece testimoniarlo. Lo convencional, casi trillado, es aludir a su parricidio o a su incesto.
Una música siniestra Antes de entrar en el asunto de la Esfinge haré dos o tres comentarios sobre la mención a una música siniestra unida a esa figura.
La alusión a la música vinculándola con la Esfinge aparece más de una vez en las Fenicias. Hay dos pasajes decisivos. El primero, entre los versos 785-810, canta el coro de las Fenicias al dios Ares, señor de la guerra que conduce a los hombres en un cortejo sangriento y a la muerte. Un dios que no baila en coros de muchachas con la cabellera al viento, ni modula su canto al son de las flautas, los típicos instrumentos de la música báquica. De hecho- como le reprochan las fenicias- es hostil a ellas, las detesta 3. Es, pues, Ares un dios marginado de las fiestas de Dionisos: el ruido estremecedor y horrendo, crispante y
3 Es sabido por Tucídides que los espartanos y algunos otros pueblos iban a la batalla
acompañados por músicas de flautas. Lo que aquí se afirma es que en la batalla misma cesaban las flautas y el fragor de la lucha quebraba todo ritmo y armonía, todo“ orden” musical. A Platón no le gustaban las flautas y las elimina de su ciudad( República 399d). Aristóteles las deja en Política VIII para los espectáculos que buscan la catarsis; pero desecha el modo frigio( admitido curiosamente por Platón en la República a pesar de haber estado unido a la flauta y al delirio báquico), y adhiere sólo al dorio, a su gusto más sereno y viril.
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