Antígona y el regreso de la Esfinge - Romeo Cesar | Page 25

Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
su furia tecnológica devastadora, decapitadora de hombres y devoradora de carne cruda …
Pese a quien pese, el dios Logos de Europa está seguro de vencer, está seguro de ser la palabra que, por sí sola, autónomamente, irá venciendo las tinieblas del mito, de la superstición, de los prejuicios, de los miedos, de la ignorancia, de los engaños de la conciencia, de las locuras de la tecnología, de los proyectos de dominio universal, de la ceguera“ de todo el mundo”. Lo hará en nombre del ser o de la nada, de lo pleno o del vacío, del orden o del desorden, de la necesidad o del caos y el azar, o lo que fuere … Pero siempre será él, el Logos victorioso, el dios invicto el que nos aclare nuestra“ condición humana”, y cómo ha de pensar todo el mundo lo que funda esa condición o lo que la desfonda y la deja suspendida sobre el abismo del vacío y de la nada.
Con muy distintas figuras de sí, el logos ha querido y quiere manejar lo deinós, lo inquietante, lo pavoroso, lo aterrador 22. ¿ Qué es lo que enseña, en cambio, el mythos? Que cuando los hombres pretenden razonablemente, sin locura, dominar y manejar lo deinós, como hizo Edipo, son más aterradores y pavorosos que nunca 23. Quedan presos de la adversidad, del torbellino, del vórtice que los desbarranca en las tinieblas del abismo donde todo se confunde y se pervierte, y donde( sin saberlo) se cometen los peores crímenes en nombre
22 Han sido numerosas y disímiles las traducciones de la palabra deinós en el coro de Antígona de Sófocles( versos 332-333). Se puede consultar sobre esto a Breno ONETTO M.,“ El destino del hombre. Antígona y el otro helenismo”, en el sitio web correspondiente.
23 Ya se sabe: la guerra no nace sólo de la locura, sino también de la actividad racional
cuyo único objetivo es prevenirla, aduciendo el logro de una sensatez razonable en las relaciones de conflicto. La tragedia, justamente, muestra la inversión de la conducta prudente en acción belicosa no deseada y la perversión de su proyecto. Sobre esto recomiendo la lectura del libro de A. GLUCKSMANN, El Discurso de la Guerra, Barcelona, Anagrama, 1972.
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