Antígona y el regreso de la Esfinge - Romeo Cesar | Page 19

Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
alucinaciones, la violencia y el desatino que le son propias 16. Entonces, cualquier vuelta a esos tiempos anteriores, juzgados más sabios, más razonables y cuerdos, será vista como una necesidad y una bendición.
Quizás no estemos en condiciones de superar estos dilemas. Cada uno se situará donde sus convicciones lo coloquen. El tiempo, la historia lo irá diciendo. A cada época la asedian sus errores y supersticiones crónicos, tercos, insalvables. ¿ Cómo podemos saber nosotros que no nos sobrevendrá el daño y la ruina irreparables, que no seremos golpeados por la ate“ que sigue a todo logro humano”, como nos recuerda Dodds hablando de esta creencia de los antiguos griegos( o. c., 58). Todo conocimiento, toda sabiduría, toda creencia, toda convicción tiene sus cegueras y su miopía, su obstinada obcecación y sus desvaríos delirantes. Y nuestras certezas más firmes también“ tienen lo suyo”.
La propia convicción lleva a llamar“ supersticiones” a las convicciones ajenas en las que uno no cree. Y lleva a no admitir bajo ninguna circunstancia que se califique de“ superstición” a las convicciones en que uno cree, y a las que adhiere con fervor intelectual.
La propia convicción lleva a tomar de manera literal las metáforas ajenas, con lo que suelen aparecen ridículas, increíbles, sospechosas de ignorancia supersticiosa y merecedoras de que se las combata( no necesito explicitar que estos convencimientos han estado y están siempre justificando proyectos imperiales o genocidas); en cambio, toma sus
16 Kent( o. c. pág. 176) recuerda aquí un texto del Fausto de Christopher Marlowe( 1604)
en la escena I del acto I:“ ebrio de ciencia y presunción / sus alas de cera volaron a zonas prohibidas / y el fuego del cielo determinó su caída”.
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