Antígona y el regreso de la Esfinge - Romeo Cesar | Page 15

Romeo César – Antígona y el retorno de la Esfinge
según yo creo es el aludido:
Has venido, has venido, alada, engendro de la tierra y de la infernal Equidna, raptora de tebanos, que traes ruina y lamentos sin número. Virgen semihumana, monstruo terrible de furiosas alas, de garras ávidas de carne cruda. La que antaño arrebatabas a los jóvenes de las riberas del Dirce [ río de Tebas ], con un canto sin lira, y como una Erinis funesta traías angustias de sangre a su patria. Sanguinario era entre los dioses el que decidió tales hechos. Los alaridos de las madres, los alaridos de las doncellas sonaban en los hogares. Gritos y llantos de lamentos llenaban la ciudad. Parecidos al rugido del trueno era sus lloros y clamores cada vez que la virgen alada hacía desaparecer a un joven.
En esta descripción de Eurípides, sostiene Goux, no falta nada para evocar el rapto ritual de los neófitos, en manos de un monstruo, acompañado por los llantos de las madres y las doncellas de su casa en duelo. El dios exige que los varones adolescentes se vuelvan guerreros y hombres; los padres también. A las madres, por tanto, se les quita sus hijos: de allí el rito de su aflicción y desconsuelo. Pero ése es el destino daimónico de los varones, por doloroso que sea para ellos y para sus madres.
Ahora, ¿ cuál es ese lazo místico que, en opinión de Lacan, une a Antígona con el retorno de la Esfinge? Creo que consiste en resignarse a aceptar un destino divino, doloroso y cruel, contra el que el hombre no puede poder. Un destino“ demoníaco”, indescifrable, fuera de todo sentido, incomprensible, que golpea sin piedad y aniquila. No es un“ bien” para ella combatir poderes que son superiores a los hombres. Poderes en muchos casos terribles, atroces, crueles, y la Esfinge es uno de ellos.
Cuando uno cree haberlos vencido, ellos triunfan con su aparente
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