como es, ya que ¿ quién podría negar o refutar que esto es en efecto así?— se encuentra sin dudas cruzada también por las determinaciones sociales, en tanto que la alimentación es innegablemente un aspecto destacado de la cultura. Culturas diversas seleccionan su dieta de diversas maneras, y siguiendo estrategias heterogéneas y muy variadas que van desde consideraciones nutricionales, a miramientos ecológicos; pasando por argumentos meramente financieros, a cuestiones relacionadas con el poder. Culturas diversas asimismo reaccionan a lo que es plausible, o no, de ser comido también de manera diversa. No existe en este sentido tal cosa como una forma universal humana de dieta( o de pensar una dieta), del mismo modo que no existe un tipo homogéneo de cultura. La alimentación es, sin dudas, un hecho cultural.
En su "¿ Bueno para pensar o bueno para comer?"(* 1), Marvin Harris habla de las elecciones culturales que entran en juego cuando se trata de la diversidad de dietas humanas, y diferencia algunas de las estrategias de selección y consumo de alimentos en términos del costo y beneficio implicados: aquellos alimentos que se evitan( es decir, que son“ malos para comer”), así como los que se privilegian y prefieren( los que son“ buenos para comer”) responderían a cuán favorable es el beneficio de consumirlos en relación al costo involucrado en su obtención y / o producción, así como en su preparación. Si el alimento en cuestión proporciona más nutrientes o energía, por ejemplo, es preferido; si es más barato, es preferido; si no presenta costos medioambientales, es preferido. Aunque, si bien esto es así, las elecciones alimentarias— en tanto aspectos salientes de una cultura dada— están también atravesadas, claro, por determinaciones que tienen que ver con el poder y con lo simbólico: quién( es) eligen; cómo eligen; y por qué se elige aquello que se come( y lo que no).
En términos de lo que es“ desconcertante” como opción alimentaria para una cierta cultura, en oposición a qué alimentos son“ buenos para comer” y aceptables de consumir, un texto que arroja luz sobre el tema es“ Canibalismo y pobreza " de Arribas, Cattaneo, y Ayerdi.(* 2). En él, se analiza la repercusión que tuvieron en los medios las noticias relacionadas con el supuesto consumo de gatos como alimento en algunos asentamientos de la periferia de Rosario en mayo de 1996, y se reflexiona sobre las implicancias sociales y