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valorando entonces lo que se ingiere por sus cualidades estéticas más que por sus cualidades nutritivas(* 17). Por otro lado, esta llamada“ disposición estética” de consumo de las clases burguesa o media, claro está, dista mucho de aquella asociada con las clases bajas / populares. Mientras que la llamada“ disposición estética” de las clases burguesa o media revela una mayor atención a valores que se hallan desplazados del interés en la nutrición, la“ disposición estética” de las clases bajas / populares— por el contrario— tiende a resolver la alimentación desde una predisposición práctica. En el modo de producción simbólica-cultural característico de estas clases, en efecto, la ideología político-estética expresada es claramente pragmático-funcional: la valoración que habitualmente se hace en este caso del alimento concierne al mero acto de alimentación como satisfacción de necesidades nutritivas relacionadas con concepciones de sustento y subsistencia. Podemos en este sentido comentar ahora los usos y las prácticas de alimentación según se presentan en algunos de los textos de la“ Guía de actividades prácticas” de esta pregunta.
Por empezar, la“ Guía” presenta dos testimonios al estilo fragmento de entrevistas etnográficas, así como un artículo periodístico,“ Dime cómo comes …”; estos textos pueden pensarse como un claro ejemplo de las diferencias entre clases en lo referente al consumo(* 18). En consonancia con lo que señalábamos más arriba, el artículo señala que en los sectores más pobres“ los platos no varían y abundan [ las comidas, como por ejemplo ] los guisos, de alto valor calórico”, y el espacio de la comida familiar ha tendido a desplazarse hacia el comedor comunitario, donde“ primero van los chicos y después la familia entera”; en contraste, nos dice, la clase alta evidencia“ una mayor dedicación a la cocina, menús más completos, más sofisticación, y una mesa mejor servida”. El artículo, además, se centra de manera muy interesante en reflexionar sobre cómo las costumbres y las prácticas de alimentación son afectadas por el modo de producción capitalista. Por caso, se cita al crítico José Luis Cao cuando sostiene que“ las formas de alimentarse [ están ] sujetas […] a las características de cada período histórico”, cita que funciona a modo de introducción para reflexionar sobre los cambios recientes en estas prácticas. Efectivamente, el texto se centra en cómo estas costumbres de alimentación han cambiado últimamente en la Argentina y, a propósito, siguiendo al sociólogo Claude Fischler se señala aquí que