Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 50

narraciones que cuenten un espectáculo majestuoso e imponente; lo que recibe, contrario a sus expectativas, es un panorama amargo y desolador sobre lo que en realidad significa un invierno nevado en la zona: sin leña y por ello sin calor; sin trabajo y en condiciones precarias; y posiblemente sin escuela, que es el lugar en donde quienes asisten además comen lo que seguramente sea su única comida del día. Aparte de este resultado no menor y tan significativo, la maestra se encuentra con un rendimiento escolar muy bajo considerando que el ejercicio también estaba pensado para, entre otras cosas, evaluar el nivel de lengua y la expresión de sus alumnxs. Prontamente, cuenta el artículo de Schmucler, la docente cambió el modo de aproximarse a la experiencia del aula y elaboró sus propios materiales didácticos, adaptándolos a la realidad cultural de sus alumnxs (al reclamar y recibir libros de lectura a las autoridades, por ejemplo, había recibido materiales de neto corte etnocéntrico, que presentaban una realidad ajena a la de su comunidad educativa). También centró sus prioridades en desarrollar competencias más acordes no sólo a la realidad de vida de estxs niñxs y jóvenes, sino a sus necesidades reales (limitándose, se nos explica, a enseñarles intensivamente, y asistiéndolos para resolver problemas de aritmética cotidiana, para leer con corrección y para escribir con soltura). ¿Cómo podría esta docente haber logrado resultados de otro modo? Hubiese sido poco probable que tuviera éxito. Pensar que los mismos procesos de enseñanza y aprendizaje podrían servir y ser aplicables para cualquier contexto de clase sería equivalente a pensar que existe, al modo del consensus gentium, un número de pautas culturales que funcionarían del mismo modo y universalmente para todos los seres humanos; si los contextos educativos están conformados de modo diferente en lo que hace a lo sociocultural que los subyace, entonces no podemos concebir una manera universal, homogénea y generalizada de acercarnos a las prácticas en el aula. El artículo continúa con su relato, y pinta —de manera esclarecedora, aunque verdaderamente triste— la realidad de marginación sociocultural en la que viven una gran mayoría de las personas en nuestro país hoy. El estado encuentra que la tarea de trazar políticas inclusivas y no etnocéntricas para estas comunidades excede sus posibilidades y capacidades (incluso, debemos decirlo, excede probablemente también sus intereses). Es así que, en este contexto parecería que la escuela, en tanto institución socializadora