lado, y dado que— parafraseando la acertadísima metáfora chamánica de viaje de Da Matta— la idea es disponerse a“ llegar al pozo de [ la ] propia cultura”, esta desfamiliarización consecuente conlleva una tarea( que es a la vez un problema):
[ e ] l problema es entonces el de quitarse la capa de miembro de una clase y de un grupo social específico para poder— como etnólogo— extrañar alguna regla social familiar, y así descubrir( o recolocar, como hacen los niños cuando preguntan los“ por qué”) lo exótico en lo que está petrificado dentro de nosotros por la reificación y por los mecanismos de legitimación.(* 15)
La“ familiaridad de la costumbre”, obtenida, según nos recuerda el autor,“ no […] por la vía del intelecto [ tanto como por ] la coerción socializadora”, necesariamente requiere de una“ desvinculación emocional”(* 16). Entonces, esta segunda transformación— que por ello debe precisamente desfamiliarizar, desnaturalizar, y cuestionar así la propia cultura— implica( re) descubrir, o como Da Matta bien expresa“ recolocar” las propias prácticas, que se hallan cristalizadas“ por la reificación y la legitimación”(* 17).
Efectivamente, la revelación de su colega árabe, así como los descubrimientos que siguieron a ella, le permiten a Hall ya no tan sólo comprender al“ otro” cultural( lo cual era el resultado posiblemente obvio y esperable que sigue a esta comprensión de las pautas y prácticas culturales extrañas), sino también comprender cuánto en su( nuestra) propia cultura es una construcción reificada y legitimada— y, por lo tanto, naturalizada— desde el hábito no cuestionado de la costumbre.
Al respecto, y para concluir estas reflexiones, es de destacar la sorpresa que se nos dice expresa el colega del autor y protagonista del incidente cuando éste le hablara, primeramente, de su( deberíamos decir nuestra) noción cultural de un espacio personal de privacidad cuando nos encontramos en un lugar público. Este colega, se explica en el texto, es árabe, y como tal no puede comprender que un occidental espere que se respete una eventual delimitación de espacio privado en tales circunstancias( y, de hecho, este colega explica al autor del texto que, por el contrario, una persona está culturalmente habilitada a hacer todo lo posible por incomodar a cualquiera que ocupe un lugar que él deseara ocupar en el ámbito de un espacio público, justamente por ser público). La sorpresa