Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 40

a su lado, violando así las convenciones culturales occidentales del autor en lo que hace al espacio personal. El hecho lo incomodó tanto, que incluso en un punto pensó en retirarse; afortunadamente para él, relata, pronto este hombre se unió a un grupo de otras personas que llegaron al hotel, y fue en ese momento que el autor los escuchó hablar entre ellos, y los vio gesticular, y así se dio cuenta de que se trataba de árabes. Más tarde, le comentó lo sucedido a un colega, árabe también, quien —luego de expresar su propio asombro ante la reacción de incredulidad e incomodidad del autor— le explicó que en la cultura árabe el espacio público se considera, precisamente, público, y que no existe una noción de “esfera de espacio personal” (*2) , tal y como es entienda en nuestra cultura: en el contexto de la cultura árabe, quien desee el lugar que ocupa otro puede hacer lo que considere necesario para obtenerlo. De hecho, las expresiones de fastidio e irritación del autor frente a este extraño (quien, desde su propia perspectiva, invadía con su presencia su espacio personal) no hicieron más que alentar a éste a continuar, y a acercarse más y más, con la esperanza de que justamente dejara ese espacio preferencial vacante. Si bien sería posible enmarcar este incidente —que podríamos referir como un encuentro (o, del modo en el que a veces se describe un “encuentro” tal, más bien como un “choque”) de culturas— en una reflexión sobre el concepto de relativismo cultural o, por caso, sobre las nociones de poder y etnicidad (*3), elegimos sin embargo concentrarnos en algunas de las interesantes ideas presentadas por Roberto Da Matta en su “El oficio del etnólogo, o cómo tener ‘Anthropological Blues’” (*4) para pensar la anécdota que refiere este texto de Edward Hall. En efecto, las consideraciones que realiza Da Matta sobre el llamado “Anthropological Blues” (noción que recupera a su vez de una carta de la Dra. Jane Carter, según cuenta en su ensayo) son más que adecuadas para enmarcar lo sucedido a Hall en este encontronazo con la cultura árabe que nos ocupa aquí. Comencemos por decir que la argumentación del ensayo de Da Matta trata sobre las distintas etapas, o dimensiones, por las que atraviesa el investigador en el curso del trabajo antropológico, y así el autor reflexiona entre otras cosas sobre las implicancias de lo que él identifica como “los aspectos interpretativos del oficio del etnólogo” (*5) y sobre esa suerte de “ligazón nostálgica” que conllevan,