Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 34

a los que aludíamos más arriba no sólo modelan nuestra visión de mundo, sino que además determinan las valoraciones hacia el afuera del círculo de nuestra cultura. Melville Herskovitz define el principio de relativismo cultural como central en el problema de la valoración, e indica al respecto que “[l]os juicios están basados en la experiencia, y la experiencia es interpretada por cada individuo a base de su propia endoculturación” (*10) . El autor apunta lo siguiente para señalar la importancia de estas valoraciones culturales y su centralidad: Cuando reflexionamos que imponderables tales como bueno y malo, normal y anormal, bello y vulgar son absorbidos desde la infancia, a medida que una persona aprende los modos de conducta del grupo en que ha nacido, vemos que estamos tratando de un proceso de primera magnitud […]. ( *11 ) Debemos pasar, nos dice, “de la conducta a su sentido” y colocar de este modo “actos aparentemente arbitrarios y casuales dentro de su marco de referencia”, para comprender acciones y conductas que “[e]stán modeladas culturalmente” (*12) . Posicionándonos entonces desde una perspectiva relativista, y descentrándonos de este modo de nuestra propia cultura (de nuestros propios juicios y “marcos de referencia”), podemos mejor comprender el caso de esta joven madre que se explica la pérdida de su hija recurriendo al tamiz de una explicación mitológica. Cuando analizamos la cultura del otro, no valoraremos entonces una manifestación cultural distinta como ésta desde una posición ética o política a partir de nuestra propia cultura. Pero —si bien, ayudados por el relativismo cultural, hoy podemos potencialmente crear una ruptura con las tradicionales posiciones centristas— también corremos el riesgo de no ver las contradicciones y las desigualdades sociales que esta concepción relativista podría llegar a enmascarar. Esto es lo que señala Ariel Gravano cuando discute la llamada “paradoja del relativismo cultural” (*13) : aun si “[l]os criterios de virtud han de ser siempre relativos a la cultura”, y debido asimismo a que es imperativo que seamos tolerantes “frente a convenciones culturales diferentes de las nuestras” (*14) , sería de todos modos ingenuo de nuestra parte pensar que toda conducta podría por ello justificarse desde una posición de relativismo cultural (*15) .