Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 18

culturales, sino sólo una clase particular de ellos” ( *2) . El autor recupera luego la noción de “significado cultural” de Claudia Strauss y Naomí Quin —esto es, “la interpretación típica, recurrente y ampliamente compartida de algún tipo de objeto o evento, evocada en cierto número de personas como resultado de experiencias similares”—, y nos dice que […] la cultura-significado tiende a generar en los individuos que la interiorizan ciertas estructuras mentales que los cognitivistas llaman “esquemas”, esto es, “redes de elementos cognitivos fuertemente interconectados, que representan conceptos genéricos almacenados en la memoria. (*3) Giménez marca luego cómo es que de lo anterior se sigue la distinción entre dos formas indisociables: por un lado, “cultura pública” (observable y externa al individuo) y, por otro, “esquemas cognitivos” —algo asimilable, señala, a la distinción que establece Bourdieu entre “formas objetivadas” y “formas interiorizadas” de la cultura—. Así, sostiene Giménez, la cultura es la organización social del sentido, interiorizado [de manera] relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o representaciones compartidas, y objetivado en formas simbólicas, todo ello en contextos históricos específicos y socialmente estructurados. (*4) En esta “organización social del sentido”, una concepción dialéctica de la cultura tal —que resuelve su construcción entre la interiorización de formas compartidas (“esquemas”) y la objetivación de formas simbólicas— se articula y cimienta desde el lugar de, entre otros agentes, la socialización que inscribe la educació n pública en los sujetos. En efecto, y como afirma Sandra Carli, podemos advertir cómo es que, en la construcción del estado-nación, “el dispositivo de la educación pública […] contiene la arquitectura de una estrategia” que liga al niño con la cultura (*5) . La autora está hablando aquí de las últimas décadas del siglo XIX, cuando Sarmiento bregaba por conformar un sistema educativo nacional que acompañara su proyecto de nación pero, aunque los contextos y circunstancias son bien distintos, la idea de que la educación pública es constitutiva de una identidad nacional es cierta aún hoy. Y es innegable que un buen sistema educativo normalizado puede ser estructural en el marco de