Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Página 13

Pero, claro, la estimación o la depreciación de un “otro” cultural van a estar condicionadas por la perspectiva que adoptemos al encontrarnos con una instancia de alteridad dada. Ciertamente ayuda considerar a este “otro” a la luz de lo que se denomina una perspectiva antropológica. Ariel Gravano nos recuerda al respecto que [p]ara la consideración del objeto antropológico, es fundamental el concepto de cultura porque implica el enfoque holístico (totalista), la observación con participación, las explicaciones cualitativas, la exotización de lo familiar, y demás rasgos articulados en lo que se denomina perspectiva antropológica. (*8) La posibilidad de no dejar que nuestra mirada naturalice lo familiar y lo dado es —en suma, y como afirma Gravano— central a esta perspectiva, así como lo es una consideración holística de lo que nuestra cultura considera y construye como un “otro”. Esta idea de holismo (o totalidad, como también se denomina) se entiende como una “posibilidad de aprehensión”, según Neufeld y Wallace, en la cual la totalidad de la vida social está ligada a la idea de “totalidad orgánica” —esto es, la sociedad pensada como “un sistema integrado de partes interconectadas”— en la cual “la razón de ser de las partes [puede comprenderse] a partir de comprender el lugar y la función que [éstas cumplen] en el ‘todo’” (*9) . En palabras de Boivin, Rosato y Arribas, justamente, la concepción de totalidad consiste en […] considerar que una cultura [está] conformada por partes y que cada parte [tiene] que ser vista en función del conjunto (sistema/estructura) y que cada cultura conforma una totalidad (holismo) (*10) . La Antropología ha recorrido en este sentido un largo camino, pero la idea de totalidad u holismo es un legado del funcionalismo británico, que dominó el campo de la Antropología ya durante el período de entreguerras. En relación con esto, Chiriguini nos recuerda en otro de sus textos cómo es que la Antropología ha reflexionado sobre sus propias prácticas, de hecho, a partir del proceso de descolonialización que comienza en la década de 1950, lo cual entre otras cosas conllevó una recuperación de la dimensión histórica de los pueblos que son su objeto de estudio, así como una reivindicación del relativismo cultural (*11) . Ciertamente, en la consideración antropológica de la alteridad también ayuda pensar las prácticas del “otro” cultural en una