Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 124

La intención explícita es acabar con las diferencias, sujetar a los naturales, apartarlos de una religión considerada errónea, modificar sus sistemas productivos. El pluralismo cultural, simplemente, no podía formar parte de la ideología de la época. ( *5) todo lo cual se aplica asimismo al momento histórico que discute Pigna en su artículo: tampoco, como durante la conquista y la colonia, podría haberse concebido entonces un pluralismo cultural que formara parte de la ideología del momento en que se estaba conformando el estado-nación que puso a Roca al mando de la campaña militar de exterminio. Nos interesa, además, la idea de Ratier al decir que el objetivo que encierran estos procesos de “deculturación” es finalmente la modificación de los sistemas productivos —o, en otras palabras, de los modos de producción— del indio, asimilándolo coactivamente a la cultura dominante, en este caso por uso de la fuerza que lleva al exterminio de la cultura. Así como su discusión acerca del concepto de “deculturación”, algunas de las reflexiones que Ratier ensaya sobre los indios y la antropología también pueden sernos útiles para pensar lo relatado por Pigna. En su artículo, Ratier refiere en este punto unas palabras de Salvador Debenedetti sobre la irremediable muerte del indio (de su cultura) frente a la “cultura presente”, frente a la “civilización nueva”; se lo cita aquí diciendo El indio terminó su cometido el día que por tierra americana cruzó el primer acero templado. A la cultura presente no le corresponde otro papel que el de asistirle en su hora final, haciéndole soportable su agonía, y prepararle piadosamente sus exequias. No habrá contendientes en el reparto de la herencia indígena: la ciencia será su única y universal heredera. (*6) de donde concluimos que para la ciencia antropológica el interés de la época residía en la mera preservación, con ánimo coleccionista, de los despojos de la cultura, y que la condición esencial para poder estudiarla era que ésta hubiese sido obliterada. Al respecto, Ratier afirma: “Yo diría que para nuestros antropólogos, como para otros conquistadores del desierto, el indio bueno era el indio muerto” (*7) . A continuación de la cita de Debenedetti, el texto nos refiere una anécdota en la que Estanislao Zeballos recorre los territorios arrebatados al indio durante la campaña militar y