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argentina le contó que a sus espaldas la llaman “bolita” y “boliviana
de mierda”, dice que tiene “miedo a equivocar[se]”, y confiesa que
“los varones la bajonean más” aunque —dice— son “las chicas [las
que] a veces [la] miran de pies a cabeza con superioridad”. Nuestro
segundo testimonio breve presenta a Walter, un joven homosexual
afectado por el sida. Se nos dice que durante la entrevista lo
acompaña su novio Gabriel, algo mayor que él; el hecho de que estén
juntos aquí sugiere que la suya muy probablemente sea una relación
relativamente estable. El texto se centra en el problema laboral de
Walter: luego de que le realizaran un examen médico laboral, entre
cuyos análisis estaba el de HIV, sus empleadores se enteraron del
resultado positivo antes que él y —nos cuenta— comenzaron a darle
licencias, hasta que finalmente lo despidieron; si bien terminaron
pagándole lo que le correspondía, cuando sus licencias se agotaron y
antes del despido, estuvo dos meses sin cobrar su sueldo. El tercero
y último de estos breves testimonios tiene como protagonista a
Mónica, una joven mamá de dos hijas que, con 172 kilos, sufre de un
problema grave de sobrepeso. El texto cuenta que Mónica sufrió un
desorden glandular a los doce años y que su obesidad actual es
consecuencia de aquel desequilibrio hormonal. Está —se nos dice—
determinada a combatir la discriminación de la que es objeto, y
“asegura que no va a parar hasta que ‘dejen de discriminar a los
gordos’”. El testimonio refiere puntualmente a un problema que
Mónica tuvo recientemente con una línea aérea, cuando ella y sus
hijas querían viajar a la Patagonia a visitar al marido, cosa que no
pudieron hacer debido a que se le exigía abonar el equivalente a dos
pasajes por su sobrepeso corporal (aun cuando, dice aquí, con sus
niñas cupieran en una fila de tres asientos).
Luego de estos tres testimonios, la selección de textos presenta
un artículo en dos partes: la primera de éstas trata sobre la
discriminación, “Los insultos más usados entre los chicos pobres:
negro, villero, y desnutrido”, y es seguida de una reflexión focalizada
en los aspectos pedagógicos de la cuestión, “Un problema social y
también pedagógico”. En la primera parte, los testimonios incluidos —
como los de Mariela y Nahuel, ambos de diez años y residentes en
asentamientos del tipo villas— hacen referencia a insultos
frecuentemente usados: la niña, por ejemplo, se queja de que la
insultan diciéndole “paragua” en referencia a Paraguay, su país de
origen, del mismo modo en el que habitualmente se escucha “boli” o