conocido como el Enfoque Comunicativo que apareció a finales de los años setenta, afianzándose en los ochentas influyendo hasta el día de hoy. Este enfoque se basa en una visión comunicativa del aprendizaje de lenguas y promueve los siguientes principios: Los estudiantes aprenden un idioma para comunicarse a través de su mismo uso; el objetivo de las actividades que se realizan en el salón de clases debe ser la comunicación significativa y auténtica; la fluidez es un factor importante en la comunicación; la comunicación incluye la integración de diferentes habilidades del lenguaje; y el aprendizaje es un proceso de construcción creativa e incluye el ensayo y el error( Richards y Rodgers, 2001, p. 172).
Este enfoque respondió a la búsqueda de métodos más humanistas hacia el aprendizaje donde el alumno fuera considerado como una persona con sus propias características y necesidades. Otra de las situaciones que provocó la aparición de estos centros de autoacceso fue la necesidad de ampliar la cobertura de los cursos de lenguas, de inglés principalmente, para responder a diferentes tipos de necesidades y propósitos( Benson y Voller, 1997).
Este idioma se consideraba hasta hace unos cuantos años como la lingua franca que permitiría a personas de diferentes países comunicarse, compartir el conocimiento y llevar a cabo transacciones económicas( Crystal, 1997); sin embargo hoy en día, con el intercambio global, ya no se piensa solamente en el idioma inglés sino también en otros idiomas tales como el francés, el español, el japonés, e inclusive el chino.
El desarrollo tecnológico se considera un detonador en la aparición de los centros de autoacceso debido a que la tecnología se visualizó como un apoyo importante en el aprendizaje de idiomas y gran promotor de la autonomía de dicho aprendizaje( Gremmo y Riley, 1995). Fue en los años ochenta cuando se dió esta importante expansión del uso de la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje de idiomas marcando así una nueva era en este campo( Lonergan, 1991).
Desde esta década los profesores, alumnos, administradores y casas editoriales le apostaron a la tecnología para mejorar el aprendizaje de idiomas; ejemplo de esto fue el video y la computadora. El uso de video se concibió como una herramienta que mostraría diferentes modelos de comunicación, estimularía la producción del idioma, desarrollaría las habilidades de comprensión auditiva, entre otras cosas( Motteram y Slaouti, 1997).
La computadora, por su parte, presentó las características del video aunadas a la posibilidad de la interactividad y el contacto directo a través de la Web. Uno de los primeros centros de autoacceso es el del Centro de Investigación y Aplicaciones Pedagógicas de Lenguas( CRAPEL) de la Universidad de Nancy en Francia en 1974, el cual surgió como un experimento para el desarrollo del autoaprendizaje en los aprendices de idiomas auspiciado por el Consejo de Europa. Se fundó con 2 objetivos principales, formar al alumno en la lengua meta y en el aprendizaje autodirigido( Holec, 1979).
De esta manera fueron surgiendo otros grandes proyectos alrededor de esta idea en Gran Bretaña, Hong Kong, América Latina y en Australia por mencionar algunos países y