Antologia de cuentos Antología | Page 43

Cuentos de Edgar Allan Poe
las agujas pesadas y negras . Hay un campanero cuya única obligación es cuidarlo ; pero esta obligación es la más perfecta de las sinecuras , pues jamás se ha sabido hasta hoy que el reloj de Vondervotteimittiss haya necesitado nada de él . Hasta hace poco tiempo , la simple suposición de semejante cosa era considerada herética . Desde el más remoto período de la antigüedad al cual hacen referencia los archivos , la gran campana ha dado regularmente la hora . Y a decir verdad , lo mismo ocurría con todos los otros relojes grandes y chicos de la villa . Nunca hubo otro lugar semejante para saber la hora exacta . Cuando el gran badajo consideraba oportuno decir : «¡ Las doce !», todos sus obedientes seguidores abrían la boca simultáneamente y respondían como un verdadero eco . En una palabra : los buenos burgueses eran aficionados a su repollo agrio , pero estaban orgullosos de sus relojes .
Todas las gentes que poseen sinecuras son más o menos respetadas , y como el campanero de Vondervotteimittiss tiene la más perfecta de las sinecuras , es el más perfectamente respetado de todos los hombres del mundo . Es el principal dignatario de la villa , y los mismos cerdos lo miran con un sentimiento de reverencia . Los faldones de su levita son mucho más largos ; su pipa , las hebillas de sus zapatos , sus ojos y su barriga , mucho más , grandes que los de cualquier otro señor del pueblo ; y , en cuanto a su papada , no sólo es doble , sino triple .
Acabo de pintar la feliz condición de Vondervotteimittiss . ¡ Lástima que tan hermoso cuadro tuviera que sufrir un cambio !
Era un viejo dicho de los más prudentes habitantes que « nada bueno puede venir del otro lado de las colinas »; y en verdad parece que las palabras tuvieron algo de proféticas . Faltaban anteayer cinco minutos para mediodía cuando apareció un objeto de aspecto muy extraño en lo alto de la colina del este . Semejante suceso atrajo , por supuesto , la atención universal , y cada pequeño señor sentado en un sillón con asiento de cuero volvió uno de sus ojos con asombrada consternación hacia el fenómeno , mientras mantenía el otro en el reloj de la torre .
En el momento en que faltaban sólo tres minutos para mediodía se advirtió que el singular objeto en cuestión era un joven muy diminuto con aire de extranjero . Descendía las colinas a gran velocidad , de modo que todos tuvieron pronto oportunidad de mirarlo bien . Era en verdad el personaje más precioso y más pequeño que jamás se hubiera visto en Vondervotteimittiss . Su rostro mostraba un oscuro color tabaco y tenía una larga nariz ganchuda , ojos como guisantes , una gran boca y una excelente hilera de dientes que parecía deseoso de mostrar sonriendo de oreja a oreja . Entre los bigotes y las patillas no quedaba nada del resto de su cara por ver . Llevaba la cabeza descubierta y el pelo cuidadosamente rizado con papillotes . Constituía su traje una levita de faldones puntiagudos , de uno de cuyos bolsillos colgaba la larga punta de un pañuelo blanco , pantalones de casimir negro , medias negras y escarpines de punta mocha con grandes lazos de cinta de satén negra . Bajo un brazo llevaba un
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