Ansuz Magazine Segundo Número. Diciembre 2014 | Page 13
Así fue como nos fuimos percatando sobre los hechos
fantásticos que son parte de la magia del lugar: el cuento, el
mito popular y la realidad se fusionan para crear un ambiente
de misterio donde cada quien defiende su versión. Por un
lado el director se maravillaba comparando cada escena con
el cuento, incluso al narrar pequeños párrafos del mismo
denotaba su conexión con el relato y el escritor. Por otro
lado el equipo de producción y quienes los acompañábamos,
platicábamos las vivencias de hechos sobrenaturales: “se
movió una foto sola…”, “sintió una presencia extraña…”,
“sintió que alguien lo estremeció para despertarlo…”, “una
mano masculina se posó sobre su hombro”. Y los habitantes
del lugar que trataban de explicar los hechos como habían
sucedido: “Pero si Doña Rita era morena, muy morena…”, “mi
abuelo Chico no era así con tanto coraje, no era tan enérgico
como para recetar cuerazos”, “…pero si la Loca Febronia no
tuvo hijos, ella enloqueció allá en Juárez porque su hermana
le quitó al novio, luego se la trajeron para acá a la pobrecita
pero hacía muchas barbaridades, yo tenía miedo de pasar
por su casa cuando era niña porque nos aventaba cosas”.
La naturaleza también se unió a esta serie de eventos
inexplicables, como la aparición ‘casual’ de un pájaro carpintero
rondando una palmera, justamente cuando se grababa la
escena donde Doña Rita Venicio le encarga al niño interpretado
por Emiliano, cuidar al pájaro carpintero para que los otros
niños no le aventaran piedras; el diálogo por si sólo invocó la
presencia de dicha ave, lo que nos hizo pensar que muchas cosas
no habían pasado por casualidad, habría sido el destino, o las
energías características de Uruachi que se mueven para dejar
todo en orden, para poner todo a disposición y envolvernos
en un ambiente fantástico y sobrenatural, tal cual se percibe
en las obras escritas por nuestro dramaturgo en cuestión.
También las energías de la casa Rascón Banda vibraban
con nuestra estancia, incluso La Tía Rafaela llamó desde
Chihuahua para pedirle a Lorena que le encendiera a
Víctor Hugo una veladora y le pusiera un vaso con agua.
Así lo hizo, para que las presencias se calmaran un poco.
sacarlo de ahí pero estaba muy asustado, aunque no puedo negar
que también me dio escalofríos estar ahí, sobre todo porque me
causó incomodidad observar que no había manera de que el gato
entrara por otro lado que no fuera la puerta, la que por cierto, había
permanecido cerrada todo el tiempo. Nadie supo decirnos si lo
habían metido ahí intencionalmente, por lo cual Lorena le sugirió
a Hilda, la encargada de la casa, que le nombraran ‘Romanito’ en
honor a Romanita, quien según el cuento fue encerrada por su
papá en el tapanco para que los revolucionaros no se la llevaran.
En una ocasión mientras esperábamos a que el equipo de
producción llegara de filmar en La Unión, nos dispusimos a
cenar, pero esta vez no lo hicimos en la mesa de la terraza que
se había dispuesto para el grupo. Lorena nos invitó a pasar a la
cocina y con esto a los momentos más significativos de su vida
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