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ARMANDO SÁNCHEZ ALBARRÁN
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ESTELA MARTÍNEZ BORREGO
Introducción
Mildred Nohemí Córdova Buenfil, refiere en su capítulo: La denominación
de origen de la Miel de Yucatán como detonadora del desarrollo regional, la
importancia de la península de Yucatán como la principal exportadora de miel
para el mercado europeo y norteamericano. A diferencia del resto del país,
en donde no existe una protección especial para la identidad de origen de la
miel, en la península, en las entidades que la conforman: Yucatán, Quintana
Roo y Campeche, se han realizado esfuerzos importantes ante las instituciones
nacionales e internacionales para diferenciar y valorizar la miel, de acuerdo
a sus propiedades organolépticas, y de esta manera, obtener los sellos por el
uso de Indicaciones Geográficas (IG) y la Denominación de Origen (DO) que
tienen una función de identificación. Con ello, además, se pretende proteger
los conocimientos y saberes locales, métodos de trabajo, el saber hacer de
generaciones de una determinada región. De esa forma, la miel de la península
se distingue por su aroma y sabor, así como por las diferentes especies vegetales
nectaríferas que distinguen a la miel de la península de Yucatán con respecto
a otras mieles con DO. La autora sugiere la necesidad de recibir más apoyo
institucional para reforzar la profesionalización de los productores para poder
cumplir con los compromisos internacionales del comercio de la miel.
En el mismo sentido, José Apolinar Zapata Aguilar en su artículo La
gobernanza en la cadena de la denominación de origen del chile habanero
de la península de Yucatán, da cuenta de las dificultades de los pequeños
productores de Quintana Roo, Campeche y Yucatán para beneficiarse en la
cadena productiva del chile habanero. Sin embargo, pese a haber obtenido
en años recientes la Denominación de Origen (DO) para dicho producto,
ésta no ha derivado en los beneficios que se esperaban para todos los actores
participantes. En su análisis sobre la gobernanza queda claro que quienes más
se benefician son los intermediarios y los empresarios. Entre las razones del
poco éxito para los pequeños productores, enumera las siguientes: la cadena
de comercialización del chile habanero no se encuentra comunicada entre sí
por la falta de un líder visible entre los actores que participan en toda la cadena
productiva; los más de mil quinientos productores se encuentran dispersos;
los pequeños productores privados realizan una producción controlada y sus
cosechas se dirigen hacia el mercado nacional e internacional; los intermediarios
logran imponer el precio de compra; los comercializadores colocan el producto
con intermediarios internacionales. A pesar de eso, el autor observa que los
productores se adaptan a los cambios de precio. Sin embargo, sugiere que lo
que los pequeños productores requieren es una mejor organización que pudiera
derivarse en la conformación de un Consejo Regulador de carácter peninsular,