AMER Mexico Rural Tomo VI AMER Mexico Rural Tomo VI | Page 16

ARMANDO SÁNCHEZ ALBARRÁN l ESTELA MARTÍNEZ BORREGO Introducción calentamiento atmosférico. El incremento de la cantidad y calidad de productos agropecuarios demanda grandes cantidades de factores naturales y de insumos artificiales: abonos artificiales, insecticidas o el riego en exceso, aunado a la adopción de semillas hibridas ocasionan, entre otros efectos: la extinción de cultivos, la pérdida de diversificación genética con el monocultivo. Las semillas hibridas requieren grandes cantidades de fertilizantes con lo que se producen más desechos tóxicos que contaminan, con nitratos, los pozos, manantiales subterráneos, ríos y lagos, contaminan el suelo y la atmósfera al ser absorbidos en raíz y hojas, para luego, ser ingeridos por animales, insectos y microorganismos del suelo. Mientras tanto, las grandes cantidades de pesticidas elaborados con organofosforados, carbomatos, organoclorados y piretroides utilizadas en maíz, trigo, arroz, sorgo, uvas, trigo, frijol, además de frutas y verduras, entre otros productos, son responsables de malformaciones, abortos espontáneos, neurotoxicidad, cáncer, alzhéimer y párkinson, efectos negativos en el sistema endócrino, por citar solo algunas enfermedades. Recientemente, las firmas transnacionales intentan imponer las semillas transgénicas y la producción de biocombustibles ocasionando un negro panorama en el mediano y largo plazo: la pérdida de soberanía alimentaria (Plenge-Tellechea, 2007). El Grupo de Trabajo Ambiental (Environmental Working Group-EWG) publica una Guía de Plaguicidas en Productos Vegetales con los productos con mayor probabilidad de presentar contaminación con pesticidas y, como alternativa sugiere el consumo de productos orgánicos (https://www. ewg.org/foodnews/summary.php, consulta 15/06/2016), En el nivel del consumo, todo lo anterior se refleja en diferentes patrones entre los compradores ricos y los de ingresos medios y pobres. Los primeros, con altos niveles de ingresos más preocupados por la salud y que ponen en práctica la denominada dieta posmoderna (Friedland, 1994) que consiste en la preferencia, por parte de los primeros, de alimentos en fresco, con bajo contenido graso, abundante fibra vegetal y baja o nula utilización de agroquímicos en su producción y de preservantes artificiales en su conservación; y los segundos, con niveles muy bajos de ingresos que sólo les permiten comprar alimentos preparados en masa con alto contenido calórico y bajo valor nutritivo, dentro de lo que se ha denominado también la dieta neoliberal (Otero y Pechlaner, 2014). No obstante, estas dinámicas de producción y consumo se han visto sujetas a contra-presiones de una amplia gama de opositores: orgánicos, comercio justo, pro-campesino, antitransgénicos y varios movimientos a favor de estilos de vida saludables, por nombrar algunos (Otero, 2014:69-70). El 9