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MALIN JÖNSSON
El dominio de las agroindustrias transnacionales sobre los campesinos de maíz mexicanos
McMichael (2004: 4) argumenta que ya estamos en un nuevo régimen
alimentario y lo llama régimen corporativo (por el papel de las corporaciones)
o neoliberal, “centrado en la eliminación política de las barreras del capital en
las relaciones sociales y naturales”. Ahora –continúa– “los Estados no tienen
derechos para crear estrategias nacionales de autosuficiencia alimentaria”
porque hay que basar el sistema alimentario en el comercio internacional
de alimentos. Ello ha resultado en un cambio drástico a nivel internacional:
Esta nueva división internacional del trabajo constituye una forma asimétrica de
‘seguridad alimentaria’ corporativa, basada en una dialéctica de ‘sobreconsumo’
en el Norte y ‘subconsumo’ en el Sur, mientras éste exporta alimentos de
alto valor en detrimento de su oferta local, a su vez reorientada hacia las
importaciones de alimentos básicos baratos, lo cual desestabiliza la producción
local de alimentos en el Sur (McMichael, 2009:288).
Nunca antes se habían aplicado reglas y normativas válidas en casi todo
el mundo, pero durante el neoliberalismo las instituciones internacionales
(OMC, Banco Mundial, FMI) han obligado a los países a implementar tales
políticas (McMichael, 2004). Esto ha tenido implicaciones importantes y ha
producido así un régimen alimentario corporativo.
No obstante, las políticas neoliberales en el sector agrícola solamente se
aplican en una parte del mundo. Estados Unidos y la Unión Europea todavía
tienen subsidios muy elevados en la producción agrícola con argumentos
similares a los utilizados después de la Segunda Guerra Mundial: argumentan
que necesitan mantener su sector agrícola a fin de producir alimentos para
el consumo nacional (y ahora internacional), lo cual no se hace en los países
subdesarrollados. Con ello y el desarrollo tecnológico, han podido aumentar la
producción agrícola e iniciar así su función a nivel mundial como proveedores
de granos básicos. De esta forma, lo esencial en el nuevo régimen alimentario
es la acumulación que se basa en una mayor explotación a través del despojo
a los campesinos y de la desestructuración de sus cultivos, por medio de lo
cual, cada vez más, la ganancia va a las empresas transnacionales.
En el presente régimen alimentario corporativo, con el creciente poder de
las empresas transnacionales, dos tendencias fundamentales del capital están
incrementando su presencia. “El camino de la globalización corporativa de la
agricultura es gobernado espacialmente por la concentración y centralización
del capital” (McMichael, 2004: 6). Las tendencias a la centralización y a la
concentración del capital son contradicciones inherentes al capitalismo. Estos
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