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JULISSA CONSUELO GÓMEZ NÚÑEZ
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MARÍA GUADALUPE OCAMPO GUZMÁN
La contribución socio-productiva de la organización social
De esta forma, más de veinte millones de habitantes consumen la mitad o
menos de los requerimientos mínimos nutricionales que de acuerdo a la FAO
“deben ser entre 2 mil 600 y 3 mil calorías diarias, y un porcentaje importante
sólo ingiere entre 35 y 40 gramos de proteínas, cuando se recomienda de 70 a
80 gramos” (Olivares, 2013:1). Con ello, según Martínez (2013:1):
todos los días, 23 mexicanos mueren en el país a causa del hambre y la
desnutrición, casi uno por hora. Entre el 2010 y 2011, más de 102 mil 568
personas perdieron la vida por deficiencias nutricionales, un promedio de
8 mil 547 anuales. Los más afectados son los adultos mayores y los niños:
el 75 por ciento de las defunciones se concentran entre personas de 65 años
y más; mientras que el 7 por ciento ocurren en menores de un año. Las 10
entidades que más muertes registraron a causa de hambre fueron el Estado
de México, con 10 mil 820; Veracruz, 8 mil 589; Oaxaca, 8 mil 30; Puebla,
8 mil 11; Jalisco, 7 mil 376; Guanajuato, 6 mil 579; Distrito Federal, 4 mil
873; Michoacán, 4 mil 495; Chiapas, 4 mil 445, y Guerrero, 3 mil 503.
Para la atención a la población con pobreza extrema de alimentación, el
gobierno federal implementó en el 2013 la Cruzada Nacional Contra el Hambre,
como parte de las estrategias de política social. Que en el 2014 atendió a 1,012
municipios con un total de 1.7 millones de derechohabientes (Coneval, 2015).
Ahora bien, a nivel nacional Chiapas es la entidad con mayor porcentaje
de población en pobreza (76.2%) y en pobreza alimentaria (48.5%) (Coneval,
2015). Los últimos reportes del Coneval señalan que el porcentaje de habitantes
en situación de pobreza alimentaria en la entidad ha disminuido, situación que
se explica por la asistencia que brinda la Cruzada Nacional Contra el Hambre
a más de 400 mil personas originarias de 55 municipios (Coneval, 2015). Sin
embargo, se prevé que este efecto sea temporal por el carácter asistencialistas
de las políticas y programas sociales que no incide en el ámbito productivo y en
el desarrollo de capacidades y habilidades que puedan mejorar las condiciones
sociales de la población a largo plazo.
En términos generales, Chiapas es un ejemplo visible de los resultados
de la crisis alimentaria. En la entidad más de 2.5 millones de personas viven
en zonas rurales. Cuenta con una población de campesinos e indígenas muy
significativa. Prácticamente concluyó su reforma agraria en el año 2000 y
arrastra un esquema productivo dominado por cultivos tradicionales (maíz
y frijol). Su sector agrario ha sido uno de los más afectados por la crisis que
se vive en el campo con la caída de los precios del café, el maíz, el sorgo,
la piña, el frijol, entre otros; lo que ha generado una constante migración de
campesinos a lugares nacionales e internacionales (Villafuerte, 2015:16).
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