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JULISSA CONSUELO GÓMEZ NÚÑEZ
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MARÍA GUADALUPE OCAMPO GUZMÁN
La contribución socio-productiva de la organización social
existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento,
acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para
satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los
alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana. La seguridad alimentaria
señala cuatro dimensiones: el acceso a los alimentos, la disponibilidad de
alimentos, la utilización de los alimentos y la estabilidad del suministro
(FAO, 2006:1).
Sin embargo, la seguridad alimentaria ha estado dominada por la producción
comercial de alimentos a gran escala. Y “se ha centrado en el incremento del
suministro mundial de alimentos, independientemente de las consecuencias
ambientales, del acceso, distribución y utilización de los mismos” (Allen,
2013:135). Por ello, la crisis financiera, energética y alimentaria de 2008, que
provocó el incremento de los precios de los alimentos y aumentó la población
con inseguridad alimentaria, colocó a la seguridad alimentaria y a las diversas
formas de producir alimentos en la discusión internacional. Los múltiples
riesgos que supone la falta de alimentos han puesto en debate la perspectiva
del desarrollo actual y la seguridad alimentaria.
Ahora bien, frente al incremento de la población pobre y con hambre, el
deterioro de la situación alimentaria y ambiental:
para la población de escasos recursos y poca participación en el poder político
formal, los movimientos sociales resultan una alternativa para participar en el
desarrollo de proyectos y políticas que dan prioridad a las necesidades de las
personas con inseguridad alimentaria. Los movimientos sociales centrados en
cuestiones de seguridad alimentaria desafían las perspectivas y prioridades
del sistema agroalimentario dominante, planteando nuevos temas, ideas,
discursos, percepciones y nuevas áreas de políticas (Allen, 2012:136).
De ahí que la propuesta de la soberanía alimentaria, impulsada por el
movimiento de la Vía Campesina 4 , “defiende el derecho de los pueblos a
alimentos sanos y culturalmente adecuados, producidos mediante métodos
sostenibles, así como su derecho a definir sus propios sistemas agrícolas y
alimentarios” (La Vía Campesina, 2011:1).
“Es el movimiento internacional impulsado en la década de los noventa cuando las políticas
de la agricultura y la agroindustria se estaban globalizando. Agrupa a millones de campesinos
y campesinas, pequeños y medianos productores, pueblos sin tierra, indígenas, migrantes y
trabajadores agrícolas de todo el mundo. Integra a 164 organizaciones locales y nacionales en
73 países de África, Asia, Europa y América. En total, representa a alrededor de 200 millones de
campesinos y campesinas. Es un movimiento autónomo, pluralista y multicultural, sin ninguna
afiliación política, económica o de cualquier otro tipo” (La Vía Campesina, 2011:1).
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