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JOSÉ JAVIER MAISTERRENA ZUBIRÁN
El dilema entre resistencia y creación de autonomía en el Cedazo del Altiplano Potosino
y colectiva ha venido pretendiendo ser una creación instituyente. La praxis es
imprescindible para hacer posible la “objetividad” del instituyente, en tanto
cuanto transformación manifiesta hacia la creación de lo que no era: autonomía
como devenir. Pero todo lo anterior no es posible si no lo hacemos, es decir,
si no lo hago yo (académico) y no la hace el otro (ejidatarios), que es de por
sí como se hace la historia. Para “hacer” necesitamos reflexionar, deliberar y
actuar con posibilidades de error y acierto creativo que tiene como proyecto
estar haciendo una sociedad libre. En el proceso de la asamblea de los ejidatarios
es donde hemos identificado más dificultades respecto a la apertura de la
alteridad del otro, de reflexionar, reflexionar-se y deliberar en colectivo para
hacer. La recuperación de las tierras lo permitió coyunturalmente pero se fue
esfumando y debilitando hasta retornar a las desigualdades preexistentes de
dirigentes-ejecutantes en los grupos y facciones del ejido. La posibilidad de
existencia de una sociedad autónoma y auto instituyéndose está en el dándose
del hacer de los sujetos que la componen y que son conformados por ella, es
algo indeterminado que está en el hacer de los ejidatarios.
Está en devenir el hacer incierto, el hacer instituyente haciendo instituciones
que posibilitan la organización de establecer las propias normas. Hacer que
implica la libertad del otro y la libertad de ese otro que cada quien (ejidatario
y académico) puede ser al auto alterarse. Pero serlo por cada quién, por sí
mismo, libremente y auto limitándose, auto normándose en el proceso creativo
y que permita y posibilite y potencialice (en cada uno, en el otro, en nosotros
y en la sociedad) la creación y la libertad. La asamblea de los ejidatarios es
una posibilidad de encuentro de hacer y crear libertad junto con los otros
en condiciones de poder decir la palabra como ciudadanos, con el mismo
derecho (y obligación) de todos los corresponsables de esta sociedad y no
como expertos que están por encima del resto (e incluso de la sociedad). Si
la asamblea se debilita, la posibilidad de autonomía también.
La elucidación e imaginación radical creativa, requieren indisolublemente
la praxis. Puede haber humanidad sin teoría pero no sin hacer, esto implica el
predominio del hacer a la teoría; ello sustenta el planteamiento epistemológico
de subordinar la teoría a la realidad. Praxis que es de otro carácter de lo
ensídico, que es creación y no repetición, que es incierta y no segura, que es
constante y no de una vez y para siempre. Que nos implica vivir la vida y
no abandonarnos al confort del consumo y de la seguridad de lo repetitivo y
heterónomo, de lo que ya está hecho, de lo “dado”.
Esa creación de sociedad, de la asamblea y de cada uno de los ejidatarios
y académicos como autoalteridad haciéndose con el otro (en nuestro caso, los