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SILVANA GIRARDO
La emergencia de una “conciencia ecológica” en un grupo de campesinos de Morelos
[Me ha beneficiado] en cuestión que todos los desperdicios, la basura,
antes se descomponía, olía mal. Ahora ya lo empleamos en la lombriz. No
contaminamos ni tiramos tantas cosas. Aprendimos a reciclar (María A., 43
años. Nepopualco, octubre 2012).
Los sujetos reconocieron una mejora en la economía familiar debido
principalmente al ahorro proveniente de lo que producen para el autoconsumo.
Sin embargo, la comercialización no logró afianzarse y se mantuvo como un
aspecto incipiente. 8
A nivel comunitario, las repercusiones han sido más limitadas. Si
bien dentro de los objetivos del proyecto se esperaba que el impacto de
los emprendimientos trascendiera la esfera familiar, distintos factores que
condicionaron este proceso. Sin embargo, los sujetos valoraron como muy
positivo la posibilidad de convivir y comunicarse con el grupo (compañeros del
Proyectos APCIS) y con vecinos y familiares de la comunidad para compartir
los conocimientos y prácticas que habían aprendido. Todos se mostraron
abiertos a mostrar a los demás sus propias experiencias, a demostrar con
ejemplos concretos que es posible modificar algunos hábitos domésticos y
adquirir prácticas agroecológicas; y que todo ello tiene resultados positivos,
tangibles y observables.
Una participante (Virginia, 33 años, Col. Ángel Bocanegra) comentó que
su hija le había hecho promoción en la escuela, y a raíz de ello, la maestra
propuso hacer una visita con todos los alumnos para conocer sobre huertos y
sobre agricultura orgánica. Otra participante (Justa, 54 años, Lázaro Cárdenas)
comentó que le ha servido mucho participar de cursos y talleres porque ahora
ella puede enseñar e informar a sus vecinos y familiares, e incluso asesorar
a algunos en materia de organización del espacio y empleo de fertilizantes
orgánicos.
Demostrar, enseñar y motivar a los otros, propone al grupo un desafío y los
motiva para continuar aprendiendo. Sin embargo, los participantes reconocieron
tensiones con los vecinos y pares de sus comunidades de pertenencia, al
percibir escepticismo, desinterés y enjuiciamiento respecto a algunas ideas y
prácticas que realizan:
Hay que seguir, toda la gente ve [la milpa] y dice “no porque le mete mucho el
agua, por eso la tiene bonita” […]. Hay veces que se les dice [que empleamos
abonos orgánicos] y la tratan de a loca a una. Y nos dicen “eso no es cierto”.
El tianguis campesino ha funcionado de manera intermitente y los sujetos refirieron en varias
ocasiones que no han logrado ventas significativas.
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